Recordamos hoy a Pilar Blanco, nuestra periodista salida de la fábrica que construyó el aparato informativo de CCOO de Madrid, siendo Jefa de Gabinete de Prensa y directora del Madrid Sindical, el periódico mensual del Sindicato.
Nuestra primera idea fue dar su nombre a nuestro Centro de Documentación Regional, nuestro archivo histórico. Sin embargo terminamos considerando que la roja de raza, la luchadora incansable que era Pilar, merecía otro destino en nuestra memoria y decidimos instituir un Premio Anual a la Comunicación Sociolaboral que llevara su nombre.
Era Pilar una castellana de puro olivo, como aquel bajo el que sus cenizas descansan. Tras su carácter bronco, duro, seco y socarrón, se dejaba querer, una mujer amiga de sus amigos, compañera de sus compañeros y era fácil ser su amigo y compañero.
Cuando pienso en ella, me pregunto cómo hubieran sido sus crónicas en estos momentos duros que atravesamos. Esas columnas de última página, auténticos termómetros de los estados de ánimo de los trabajadores y trabajadoras. Qué hubiera escrito sobre la Sentencia Judicial que condena a M.A.R. por sus insultos inadmisibles contra el doctor Montes.
Los premios Pilar Blanco no se otorgan a los ya premiados de forma abundante. A las figuras consagradas y suficientemente reconocidas, sino a periodistas como ella. Este año a dos trabajadores incansables de la profesión periodística.
Rafael Fraguas, de los Fraguas de toda nuestra vida democrática y Rosa Iglesias, nuestra periodista de cabecera, trabajadora y madrileña, de la Agencia EFE.
El reportero bregado en escenarios informativos como Oriente Medio, África, o Europa, que terminó desembarcando en la sección madrileña de El País. El hombre que ha pasado por medios tan diversos como Mundo Obrero, Mundo Cristiano, Ya, Radio Nacional de España, Radio Peninsular, El Europeo, El Diario Iberoamericano, o el ya mencionado El País.
La periodista de agencia, formada en el periodismo madrileño, y sociolaboral, pero acostumbrada a bregar con cualquier noticia, allá donde ésta se encuentre. Un trabajo, éste de las agencias, poco reconocido, que Rosa aborda con meticulosidad y paciencia, siempre dispuesta a echar una mano a los compañeros. Ha recorrido nuestros pasillos en los Congresos. Las empresas que viven conflictos laborales. Nuestros recorridos manifestantes por las calles. Ha dado cuenta de nuestros triunfos y nuestros fracasos y derrotas. Con nosotros, en las Huelga de 2002, con un Gobierno del PP, o de 2010, con otro del PSOE.
Rafael y Rosa son dos periodistas de raza, como lo era Pilar. De esos que no podrían vivir sin contar la vida no escrita de los trabajadores. Una vida silenciada, que difícilmente entra en la Historia, aunque esté cargada de historias. Son ellos los que nos hacen entrar en la Historia, como ellos forman parte de la Historia de nuestras CCOO.
Como cada año, un acto sencillo pero muy emotivo, en el que los amigos y compañeros de Pilar, se mezclan con los amigos y compañeros de los premiados, sirvió para sellar una vez más el compromiso de los trabajadores y trabajadoras madrileños, con los profesionales del periodismo sociolaboral. Un reconocimiento mutuo y una alianza cada vez más sólidos. Un camino que aprendió a andar esa mujer que vivió con nosotros y se llama Pilar Blanco.
Francisco Javier López Martín