Me cuenta Eduardo Montagut que El Obrero prepara un especial sobre Julián Besteiro y que si me apetece escribir algo sobre el asunto. Sinceramente, me pilla por sorpresa, alguna efemérides tendrá que ver con Julián Besteiro. He estudiado Historia, pero no soy especialista en el personaje en cuestión.
Habrá muchos, pienso, que conozcan mucho mejor que yo a Julián Besteiro y escriban sobre él. Claro que también me cuesta decir que no a nadie y menos si ese alguien es de los que se desloma trabajando para sacar adelante sueños imposibles, improbables, de aquellos de los que afirmaba Benedetti,
-Lo imposible es una burla de los dioses. Fue por eso que éstos desaparecieron. No fueron capaces de nadar en ese río, nadar en la nada. Todos venimos al mundo con la obsesión de un imposible.
Para empezar, imagino que el especial viene a cuento porque el niño llamado Julián nació un 21 de septiembre de 1870 y murió un 27 de septiembre setenta años después. Nació hace 150 años y murió hace 80. Ya tengo algo por dónde empezar.
Sé, de entrada, antes de esta indagación, que Besteiro fue uno de los pocos defensores de la República que, pudiendo haber huido en aquellos últimos días de la defensa de Madrid, se quedó en la capital, siendo juzgado, condenado a cadena perpetua y muriendo en la prisión de Carmona.
Besteiro nunca ha sido bien visto en los ambientes comunistas, por su participación en el golpe de Casado, ese intento de parar in extremis una guerra ya perdida y conseguir una paz sin más derramamiento de sangre.
El que se hubiera quedado en Madrid me hizo simpatizar con Besteiro, igual que simpaticé con otro de los hombres que debió trabar siempre buena relación con el socialista, sin por ello renunciar nunca a sus principios anarquistas, Melchor Rodríguez, conocido como el Ángel Rojo,
-Se puede morir por las ideas, pero nunca matar por ellas.
En su condición de delegado de prisiones, Melchor había salvado la vida de muchas personas que eran sacadas de las cárceles y fusiladas en cualquier descampado, o paredón. Me parece tremenda la grandeza de estos personajes que huían de los populismos en curso y defendían la vida, ante todo la vida.
De otra parte, no era la primera vez que Besteiro colaboraba con los anarquistas y anticipaba la cultura de unidad de acción que UGT y CCOO han mantenido durante la mayor parte de la etapa democrática y especialmente desde la Huelga General del 14-D de 1988.
Julián Besteiro, junto a Largo Caballero y Vicente Barrio, en representación de la UGT firmó, primero con Salvador Seguí y luego con Ángel Pestaña, Ángel Lacort y el propio Seguí, en representación de la CNT, los acuerdos de acción conjunta y colaboración entre ambas organizaciones, cuyo primer fruto fue la Huelga General del 18-D de 1916, motivada fundamentalmente por las malas condiciones de vida y el alto coste de los bienes básicos de consumo.
Provengo de esa cultura de unidad de acción y en ella encuentro otra razón para sentirme identificado con Julián Besteiro.
Sé también que Besteiro se formó en la Institución Libre de Enseñanza (ILE) fundada por Francisco Giner de los Ríos en aquellos tiempos en los que la libertad de cátedra era negada y sus defensores detenidos, encarcelados y depuestos de sus cátedras. Giner fue recluido en Cádiz, en el castillo de Santa Catalina.
Aquella generación formada en proyectos educativos como la Escuela Moderna y racionalista de Ferrer i Guardia, o en la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, protagonizó el intento más riguroso y serio de transformar España, modernizarla y convertirla en un país democrático y europeo.
Besteiro, profesor de instituto en Orense, o en Toledo, consiguió su cátedra de Lógica Fundamental en la Universidad Central, hoy Complutense de Madrid, en 1912 y llegó a presidir el Congreso de los Diputados desde la Cortes Constituyentes de 1931 hasta 1933.
Educador krausista, socialista partidario de Kautsky (aquel socialista alemán del que Lenin despotricaba en su libro La revolución proletaria y el renegado Kautsky), Besteiro sólo podía ser polémico a fuerza de ser impulsor del diálogo, la negociación y el acuerdo.
Sucesor de Pablo Iglesias como Presidente de la UGT y del PSOE representó siempre al sector moderado, por más que el impulso de la huelga general revolucionaria de 1917 le llevó al penal de Cartagena, condenado por un tribunal militar a cadena perpetua.
Polémica su prudencia con respecto a la colaboración con los partidos republicanos para acabar con la monarquía, su oposición a participar en la huelga general revolucionaria de Octubre de 1934, su prevención a la colaboración con los comunistas en el Frente Popular, su participación final en el golpe de Segismundo casado contra el gobierno republicano de Juan Negrín.
En tiempos convulsos como los que vivía España, no es extraño que en el interno del tensionado Partido Socialista, las candidaturas encabezadas por Largo Caballero, el Lenin español, barrieran a las de Besteiro, aunque luego Besteiro fuera el candidato socialista más votado en las elecciones y el segundo de los candidatos más votados, tan sólo por detrás de Manuel Azaña. Una muestra más de las dificultades españolas para hacer compatibles la sensatez, los deseos, las buenas intenciones y el realismo.
La moderación siempre ha resultado perdedora, el pueblo español también y Besteiro resulta ser uno de esos grandiosos derrotados de nuestro país. Grandioso, trágico, inolvidable,
-Me quedaré con los que no pueden salvarse. Es indudable que facilitaremos la salida de España de muchos compañeros que deben irse y que se irán por mar, por tierra, o por aire; pero la gran mayoría, las masas numerosas, esas no podrán salir de aquí, y yo, que he vivido siempre con los obreros, con ellos seguiré y con ellos me quedo. Lo que sea de ellos será de mí.
Así lo eligió, así sucedió y así lo cuento.