AL 1 DE MAYO, CONTRA EL PODER DE LOS FRIKIS

img1-512Hay un millón de personas con cero cualificación y te obligan a pagarles aunque no valgan para nada.

Lo dice una friki, una de esas personas que se han encontrado todo hecho en la vida. De esas que nacieron en “alta cuna”. De esas que hicieron carrera de Ciencias Económicas y Empresariales y luego completaron estudios en la London School of Economics (esa misma que Blesa quiso traernos a Madrid de la mano de uno de sus fieles vicepresidentes). De esas con seis hijos, que montó negocio propio, manejando su apellido, su fortuna, su crédito familiar y encontrando, por su buen hacer, sin duda, una magnífica acogida para su empresa de seguridad, que ha actuado en plazas reconocidas, como Madrid Arena en aquella triste y fatídica noche, Mercamadrid, Madrid Salud. Presidenta y accionista mayoritaria de una de esas empresas que ha hecho fortuna cortesana en este Madrid que tan bien sabe repartir dádivas y beneficios entre sus cortesanos.

Lo dice esta friki, que se ha beneficiado de la baja cualificación cada vez que ha sido posible y se permite, ahora, pedir un salario supermínimo para esos que, por su baja cualificación, «no valen para nada».

Lo que muchos dicen en los corrillos de los desayunos cortesanos que pueblan las mañanitas madrileñas, el argumentario en los selectos palcos, en las presentaciones vespertinas del último libro de cualquier tertuliano, o de cualquier personaje cuyas memorias son escritas en negro por un guionista a sueldo, va esta friki y lo suelta en público, ante los numerosos medios de comunicación presentes.

-Hay que sacar a los ninis del limbo en el que viven…

-Las prestaciones por desempleo promueven el parasitismo entre los parados…

Y lo dice quien participa en el reparto del maná que cae de las administraciones. De todas las administraciones, directamente, a unos pocos y selectos empresarios que se reparten el pastel, en la corte y en cada corte autonómica o municipal. Que se turnan, se rotan, cambian de nombre, pero siempre son los mismos perros, aún con distintos collares, o los mismos collares, los mismos amigos, los mismos dineros en liza.

Se llaman liberales, neoliberales, ultraliberales, amantes de la libre competencia y la libre concurrencia, pero siempre que la competencia sea ordenada, controlada, entre unos pocos buenos compadres. Ese tipo de «emprendedores»que partía a América a vencer o morir, o volver ricos, indianos, ennoblecidos por el dinero, tras dejar un rastro de sangre, fuego, selvas arrasadas, indios esclavizados. Ese tipo de conmilitón que convertía el honor en negocio y el negocio en patria, aunque para ello hubiera que desangrar a los patriotas, en sucesivas e interminables contiendas, guerras civiles, alzamientos, pronunciamientos.

Hemos entrado en Europa, hemos entrado en la OTAN, pero esos personajes patrios han perdurado en el tiempo. Nunca entenderán la miseria de este pueblo, el cansancio secular de este pueblo, ante los malos gobiernos, los salvapatrias, los chupasangres. Nunca entenderán que este silencio no es asentimiento, ni resignación, sino el preludio de la tormenta. Porque ya no hay patria que nos una en los derechos. Porque esos derechos que exhiben sin pudor, parece convertirles en patriotas y a todos los demás nos transforma en extranjeros. Aunque, tal vez, en realidad, estos personajes sean los extranjeros y seamos nosotras y nosotros, los patriotas.

Han utilizado la crisis para mantener y recomponer sus beneficios, a costa de todos los demás. Han medrado con la crisis, porque han convertido en negocio cada uno de nuestros derechos. La educación, la sanidad, la dependencia, nuestra seguridad, se han convertido en su nuevo pelotazo. Han puesto precio a cada servicio. Han decidido que no todos podemos acceder a los mismos servicios. No todos podemos tener un empleo. No todos podemos costearnos la vida con un salario decente. No todos podemos obtener protección, si el empleo falla.

Antes de esta crisis el Estado velaba por el empleo, por una vida digna, por una protección a las personas. Ahora ya no. Gracias a esta generación friki, de antiguos caciques y nuevos esclavistas, la crisis supone el fin del Estado como garante de derechos compartidos. A fin de cuentas qué más les da a estos frikis vivir aquí o en cualquier otro lugar del planeta. Qué les importa atrincherarse, con sus empresas privadas de seguridad, en sus urbanizaciones y espacios de lujo inimaginables para el común de los mortales.

Cantan la recuperación económica y preparan el asalto definitivo a los derechos laborales y sociales. El Estado del Bienestar ha muerto, el Estado Social ha muerto, la Constitución Española ha muerto, la Europa de los Ciudadanos ha muerto. Es la hora de los mercaderes, de competir a muerte, del sálvese quien pueda, del final de la solidaridad, del individualismo feroz.

-Estás solo. Camina o revienta. Nadie va a hacer nada, ni a dar un duro por ti…

Han decretado la recuperación económica para ver si ganan algo, si no pierden tanto, en las contiendas electorales que se avecinan. Pero la publicidad y la propaganda masiva no pueden ocultar los recientes y transparentes datos de la EPA (Encuesta de Población Activa). Una tasa de paro del 25´93% no es recuperación económica.184.600 empleos destruidos en un trimestre y 424.000 personas menos con empleo en un año, no aportan ni un solo brote verde en el horizonte. Todo el empleo perdido es del sector privado, que sigue sin remontar y más de 42.000 son empleos industriales. Tenemos menos capacidad productiva. Somos un país que se achica, adelgaza hasta el raquitismo. Un país de sectores productivos conducidos al enanismo.

-Poco más de 5 millones de personas paradas.

(Rajoy lo dice así, para decirnos que ese poco más son 933.300 personas. Es decir, somos ya 5.933.300 personas paradas en este país de todos los demonios).

Lo más grave, lo que nunca entenderá la friki, ni su corte de frikilianos, es que con más de 53.000 nuevos hogares con todos sus miembros en paro, tenemos ya 1.978.900 familias en esta dramática situación. 6 millones de personas viven en estos hogares en los que nadie tiene un empleo. Dónde quedan sus seis hijos, sus pagas semanales convertidas en créditos, su tratar a los niños como si fueran empresas y ella la gran mamá banquera.

Por eso volveremos al 1 de Mayo. Porque no queremos un país gobernado por frikis. Porque toleramos mal las imposiciones. Porque queremos vivir en un país con derechos laborales y sociales generales y compartidos. Porque sabemos que no hay recuperación sin crear empleo. Porque no hay futuro, con empleo basura. Porque no tendremos país si algunos de nuestros mejores jóvenes, los más cualificados, se van.

(los jóvenes de hoy son los más preparados de nuestra historia, mal que le pese a alguna gente friki e indocumentada).

Porque no creemos en una España que deja en la cuneta a millones de sus mejores ciudadanos y ciudadanas. Porque no creemos que ser competitivos sea sinónimo de ser degenerados xenófobos.

Estamos dispuestos a sentarnos a hablar de estas cosas. De empleo, de jóvenes, de recuperación de los salarios para una recuperación económica real, de protección a las personas. Estamos dispuestos a aceptar que, si queremos encontrar un camino como país, tendremos que sentarnos con algunos frikis para hablar de estas cosas. Pero decir esto, no significa que aceptemos insultos, imposiciones, menosprecios, por parte de quienes no saben nada de España, ni les interesan sus ciudadanos y ciudadanas, porque su patria no son los españoles, sino el dinero, su dinero, sus beneficios especulativos, sus pelotazos.

Somos gentes sencillas. Vivimos de nuestro trabajo. Si no tenemos trabajo malvivimos, o no vivimos, o nos amoldamos a ir muriendo. Nuestro trabajo es nuestra pensión futura. Nuestra protección por desempleo. Nuestro trabajo asegura los recursos para la sanidad, la educación, los servicios sociales. Porque no son los frikis, somos nosotros, los que pagamos impuestos y no los evadimos, no los compensamos, ni los bonificamos, ni los deducimos.

El trabajo es nuestra patria. Y nuestro día de la patria es el 1 de Mayo. Por eso seguimos conmemorando en las calles las luchas y la sangre que han conquistado derechos. Derechos que ninguna friki tiene autoridad moral, ni ética, ni categoría humana, para cuestionar. Derechos a los que no vamos a renunciar y por los que vamos a seguir luchando, porque esos derechos son nuestra línea roja.

¡Viva el 1 de Mayo!

Francisco Javier López Martín

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