CLASE TRABAJADORA Y ELECCIONES EUROPEAS

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– Las políticas de austeridad han fracasado

(lo reitera por enésima vez Bernadette Ségol, Secretaria General de la Confederación Europea de Sindicatos, ETUC-CES)

– La democracia y el ultraliberalismo son incompatibles

(añade Ignacio Fernández Toxo, Presidente de ETUC-CES y Secretario General de CCOO)

No dicen nada nuevo, que los sindicatos europeos no vengan diciendo en cada país y, como Confederación Sindical Europea, durante toda esta crisis, hayamos defendido ante ese conglomerado de intereses denominado “la Troika”, que gobierna de forma descerebrada todo un continente, hasta el punto de que han conseguido acelerar la destrucción de empleo, deteriorar las condiciones de trabajo y salariales, destruir el derecho del trabajo y empobrecer de forma generalizada a la sociedad.

Con 27 millones de personas en paro en la Unión Europea, 6 de ellas en España, sólo un Plan de Inversiones para el crecimiento, el empleo y la cohesión social, como el que propone la CES, puede sacarnos de este atolladero. Invertir ahora para crear 11 millones de puestos de trabajo en los próximos 10 años.

No estamos para celebraciones y optimismos insultantes. El panorama europeo y el español no nos anuncian una salida de la crisis, sino, en el mejor de los casos, una lenta, larga, dura y costosa recuperación. La crisis no ha terminado y sus efectos mucho menos.

La Europa que salga de las elecciones debería tomar en cuenta las propuestas de su clase trabajadora organizada, antes de que sea demasiado tarde. Propuestas de mayor cooperación en la persecución del fraude fiscal y los paraísos fiscales. Propuestas para reformar un mercado financiero, cuyos excesos y desmanes han producido esta crisis. Para promover servicios públicos de calidad. Para implicar a sindicatos, empresarios, organizaciones sociales, en el diálogo social y en la negociación de las medidas para salir de la crisis. Para reforzar la negociación colectiva. Para establecer nuevos mecanismos, más democráticos, de gobierno económico de la Unión Europea y para asegurar el respeto y desarrollo de normas sociales de ámbito europeo.

Todo ello no puede hacerse sin instituciones europeas sólidas, democráticas, transparentes. No se puede hacer sin una firme decisión de poner en marcha medidas como el Impuesto sobre Transacciones Financieras, o el establecimiento de nuevos recursos procedentes de un impuesto único sobre la riqueza.

Europa ha sido, durante décadas, un modelo en las relaciones laborales y la protección social en todo el planeta, hasta que la crisis se ha convertido en la disculpa de los ultraliberales y ultraconservadores, para destrozar la vida y el trabajo de millones de personas.

La crisis ha demostrado que el gobierno de Europa es importante. Que los gobiernos nacionales son cada vez más dependientes de lo que se decide en recónditos despachos de la Unión Europea. Que las políticas durante la crisis se han adoptado muy lejos de las salas de reuniones de los Consejos de Ministros de cada país. Muy lejos de las débiles instituciones comunitarias.

Por eso el voto de la clase trabajadora es importante en estas elecciones europeas, apoyando a aquellos partidos que adquieren un compromiso firme con las políticas de inversión, empleo, protección a las personas y rechazando a cuantos han claudicado ante las imposiciones de la Troika, que han supuesto ajustes y recortes encaminados a recomponer los márgenes de beneficio de los más ricos y destrozar un modelo social y laboral que ha sido y es referencia para miles de millones de personas en el planeta.

Por eso es importante votar a las fuerzas de progreso. Por eso es importante votar izquierda.

Francisco Javier López Martín

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