Los Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA) son lugares imprescindibles para que las personas mayores, inmigrantes, jóvenes que han fracasado en sus estudios iniciales, adultos que carecen de titulación básica y obligatoria, puedan acceder a la lectura de la realidad, la escritura de sus sensaciones y sus sentimientos, la solución a las tareas burocráticas esenciales, o el cálculo de sus cuentas cotidianas.
En el CEPA de Parla, al que dieron el nombre de nuestro más prestigioso y reconocido científico, Ramón y Cajal, uno de los mayores defensores de aquella universidad para el pueblo que quiso ser la Institución Libre de Enseñanza fundada por Giner de los Ríos.
Me invitan a celebrar el Día del Libro presentando La mirada de los Nadie, publicado por Editorial GPS. Es el tercero de los libros que componen la Trilogía de los Nadie, junto a la Tierra de los nadie y Cuentos en la Tierra de los nadie.
La biblioteca del centro acaba de alcanzar los 10.000 ejemplares con la incorporación de estos libros que llevarán orgullosamente ese número y el subsiguiente capicúa 10.001. Para que una biblioteca de un centro como éste alcance los 10.000 ejemplares son muchas las compras y las donaciones que se han ido produciendo a lo largo de los años.
Mucho, también, el trabajo desplegado por las profesoras bibliotecarias como Mercedes y ahora como Sandra, o Mónica, o Cristina, acompañadas por otras mujeres que colaboran voluntariamente para mantener el servicio de préstamo y otras muchas actividades, como este Club de Lectura que acoge hoy a mis libros.
Repárese en que hablo de mujeres, porque aunque son algunos los hombres que participan en las actividades, la inmensa mayoría de las responsables, colaboradoras y participantes en los actos, eventos y actividades, son mujeres.
Allí me embarqué para hablar de Los Nadies. Me gusta comenzar las presentaciones de la trilogía de los nadies, leyendo el poema de Eduardo Galeano que habla sobre esos seres que cuestan menos que la bala que los mata. Los nadies, los ninguneados, los hijos de nadie, los dueños de nada.
El autor de Las venas abiertas de América Latina ha sabido expresar como pocos, en este poema, las sensaciones de cuantos nos sentimos parte de ese mundo al margen del dinero y del poder que manejan los designios del mundo. Por eso me gusta comenzar con su lectura.
Luego, una breve reflexión sobre la palabra Nadies, surgida en el Altiplano andino, a caballo entre Chile, Bolivia, Perú y parte de Argentina, en el que explico cómo un término vulgar, popular, poco considerado en las altas esferas del academicismo lingüístico, se ha terminado abriendo camino y siendo reconocido para representar a ese plural de los muchos nadie que transitamos sobre la Tierra.
Los Nadies, a los que las religiones han llamado los pobres. Aquellos sobre los que el Dios de los judíos nos ordena que no seamos de la orden del puño cerrado,
-Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.
Aquellos que son bienaventurados y herederos del Reino, para Jesucristo,
-Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de Dios.
Los pobres que constituyen uno de los pilares del Islam y que tienen derecho a recibir al menos una décima parte de las riquezas.
Pobres que son llamados subproletarios por Marx y Engels. Gentes excluidas, marginadas, desorganizadas, desclasadas, apartadas del circuito de la economía y de la política.
Aquellos a los que Franz Fanon, el incansable luchador contra la moderna esclavitud del colonialismo, denomina los Condenados de la Tierra, retomando la canción de la Internacional que nació tras la Comuna de París (1871),
-Debout! Les damnés de la terre.
Debout! Les forçats de la faime.
(-¡Alzaos! Los condenados de la tierra
¡Alzaos! Los esclavos del hambre).
Los nadies, convertidos en los últimos por aquel curilla de Barbiana, llamado Lorenzo, que murió joven tras dedicar toda su vida a servirles en sus retirados refugios de las montañas toscanas.
Por último, tras leer algunos poemas, algún pequeño cuento, alguna breve reflexión, me gusta terminar con una invitación para cuantos me acompañan. La invitación a la acción que se esconde en las palabras de Aimé Césaire en su Cuaderno de un retorno al país natal.
-Ma bouche sera la bouche des malheurs qui n´ont point de bouche, ma voix, la liberté de celles qui s´affaissent au cachot du désespoir.
(-Mi boca será la boca de las desdichas que no tienen boca, mi voz, la libertad de aquellos que se desploman en el calabozo de la desesperación).
Día del libro, día de alegría por los libros y por cuantos un día decidieron contarnos historias, su vida, sensaciones, sentimientos. Día para el aprendizaje, para comenzar a escribir, a contar, a expresarse con cualquier forma de arte. Magnífico día para agradecer y reivindicar en un Centro de Personas Adultas, a quienes defienden la Paz y la Palabra.