Asumí la Secretaría General de CCOO de Madrid en el año 2000. Aquel fue el año en el que ETA mataba a José Luis López de Lacalle, fundador de CCOO, con cinco años de cárceles franquistas a sus espaldas, fundador del Foro de Ermua, miembro del Partido Socialista de Euskadi. Periodista, columnista en diarios como el Mundo.
Ese año cayeron personas como Fernando Buesa, Secretario del Partido Socialista de Euskadi, Ernest Lluch, exministro de Sanidad del Partido Socialista. José María Korta, empresario. José María Martín Carpena o José María Pedrosa, concejales del PP. Irene Fernández, guardia civil. Luis Portero, Fiscal. Jorge Díez, Ertzaina. Pedro Antonio Blanco, Teniente Coronel. Armando Medina, chófer. Jesús Escudero, policía nacional. Así hasta 23 personas asesinadas por ETA.
Tras cada atentado, ahí estábamos, organizando manifestaciones, leyendo comunicados, convocando concentraciones. Realizando minutos de silencio, paros y concentraciones en las empresas.
El rechazo a la violencia, al miedo, al dolor de los atentados, ha ido creciendo a fuerza de voluntad. De salir a la calle. De exigir Paz y Libertad.
La lucha por la Paz, desatada por el clamor de la ciudadanía aglutinada en torno al ¡No a la Guerra!. El 11-S en Nueva York. Los atentados del 11-M en Madrid, los de Londres, o Bombay, agudizan este sentimiento de rechazo a la violencia.
El atentado de la T-4 en 2006, con las muertes de los ecuatorianos, Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate, fueron la última bocanada de horror en un camino sin sentido.
Han tardado mucho. Aún así queda mucho camino por recorrer hasta la entrega de las armas y la definitiva disolución. Falta mucho camino en el reconocimiento y reparación de las víctimas. Falta mucho en el día a día de una convivencia donde la sangre y el dolor derramados seguirán pesando. No será fácil, pero no puede haber marcha atrás. Hoy gana la democracia. Hoy somos más libres, porque tenemos menos miedo.
Francisco Javier López Martín
No conozco otro tiempo que no sea el de vivir bajo la amenaza de ETA. Desde que nací hace casi 40 años he crecido como persona que nunca ha tenido convinción política alguna, esta noticia me daría lo mismo si fuese de cualquier otro país, pero he de reconocer que desde ahora el País Vasco es más libre y los españoles también. Libres de poder ir a Euskadi y disfrutar de sus paisajes, su gente, su gastronomía sin tener que tener la sensación que he tenido alguna vez que he estado allí, que es miedo a decir públicamente que matando no se consegui nada.
A partir de ahora, que quede claro: NO MÁS MUERTES.
Pues efectivamente, comparto contigo que hoy el País Vasco es más atractivo. El problema no ha acabado, pero sin muertes, sin asesinatos, todo es posible y mejor.