INEXPLICABLE REFORMA LABORAL IMPUESTA


Mira que hacen esfuerzos y se gastan dinero en tertulianos y en subvencionar cadenas de TDT y no terminan de explicar las bondades de la reforma laboral. Lo que no se explica bien no puede ser bueno.

Por el contrario, las maldades de la reforma se explican solas. Un grupo de consultoría y asesoramiento a empresarios nos ha puesto en bandeja las verdades de la reforma, en la publicidad de un seminario, a 690 euros más IVA por asistente. Un panfleto que se apresuraron a cambiar en el momento en que comenzó a circular por las redes, pero que hemos conservado en su versión original. Contiene lindezas del siguiente estilo: ¿Despido más barato? Ahora sí que sí. Reducción de salarios: Por fin será una posibilidad real. Nuevo contrato para empresas de menos de 50 trabajadores (…) ¡y con un año de periodo de pruebas!. Despidos objetivos por causas económicas, más fáciles de justificar. Despidos colectivos para los que basta la decisión del empresario. Se acabaron los salarios de tramitación. Adiós “despido express”. Bonificaciones a la contratación ¡Y muchos más cambios!

Más claro agua. Lo pueden explicar en alemán a Ángela Merkel, pero en román paladín está clarísimo: Todo el poder para el empresario. El derecho del trabajo, concebido para defender a la parte más débil en la relación laboral, convertido en derecho del empresario.

Los trabajadores y trabajadoras, la ciudadanía, ha entendido perfectamente la intención evidente de la reforma laboral: abaratar despidos, creando no convertirlo en gratuito. Acabar con la negociación colectiva para individualizar las relaciones laborales.

El 19F salimos masivamente a la calles para rechazar la reforma laboral. El 29F hemos vuelto a ocupar calles y plazas, convocados por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), para defender el empleo, contra los recortes sociales y de nuevo, en el caso español, contra una reforma laboral impuesta.

Los gobiernos europeos deberían valorar que situar el déficit público como objetivo absoluto de las políticas nacionales nos condena a abandonar las inversiones, desincentivar el consumo, agudizar la crisis y seguir perdiendo empleo.

El gobierno español debería entender que contener el déficit no puede traducirse en los recortes de gasto, sino en el incremento de los ingresos. Tan sólo reduciendo los 10.000 millones de subvenciones a la iglesia y rebajar a la mitad el fraude fiscal estimado hasta los 44.000 millones de euros, permitiría reducir el déficit hasta el objetivo marcado por la Unión Europea, sin necesidad de recortes del gasto público.

Hay otras formas de afrontar la crisis y superarla, sin destrozar la vida de millones de familias españolas condenadas al paro. Sin necesidad de deteriorar la calidad de los servicios públicos. Garantizando las inversiones públicas necesarias para reactivar la economía.

El 11 de marzo volveremos a ocupar las calles para exigir diálogo, negociación y acuerdo. El gobierno elige la senda de la negociación o la de la confrontación. Será su responsabilidad.

No iremos alegres a una huelga general. Pero no nos temblará el pulso. No dudaremos en convocarla si el diálogo no se abre camino.

¿La fecha? La decidirán los máximos órganos de dirección de CCOO y UGT no tardando mucho.

Las movilizaciones han lanzado siempre el mismo mensaje: Diálogo siempre, imposición en ningún caso.

Ellos lo saben porque lo hemos repetido hasta la saciedad. El malestar es creciente y sin diálogo, el conflicto se bloquea, se enquista, se pudre y se convierte en difícilmente gobernable. Estamos a tiempo, pero no tenemos mucho tiempo.

Francisco Javier López Martín

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *