Ya les hemos dicho a los candidatos que España necesita una nueva política económica, con menos austeridad impuesta y más inversión acordada, para crear empleo de calidad, crecer de manera sana y sostenible y sentar las bases para mantener el Estado de Bienestar.
Eso pasa por ser más productivos en base a la innovación y la inversión y no explotando miserablemente a los trabajadores y trabajadoras. Hay que mejorar la formación continua y la educación en todos sus ciclos. Necesitamos un sector público fuerte, sano eficiente, que ayude e impulse al sector privado. Hay que producir mejor para mejorar la calidad y promover las exportaciones. Crecer en forma sostenible y equitativa. No sólo los más ricos.
Este esfuerzo colectivo debe tener como objetivo dignificar el trabajo y el empleo. Reconocer el papel vertebrador del trabajo en la sociedad. Quien tiene un trabajo, obtiene recursos y adquiere derechos sobre el gobierno de su futuro.
España tiene que reconocer el papel del trabajo y la dignidad del empleo. Por eso hemos propuesto la aprobación de una Carta de Derechos de los Trabajadores y Trabajadoras. Una carta que podría tener el carácter de Ley Orgánica que refuerce los derechos fundamentales de los ciudadanos y ciudadanas, en relación al trabajo.
Una carta que debería incluir:
- El derecho al trabajo. Lo cual significa no sólo acceso al empleo, sino derecho a la información, formación, orientación y acceso a servicios públicos de empleo. Significa condiciones de trabajo dignas, derecho al convenio colectivo, al salario suficiente, a la conciliación de la vida laboral, familiar y social.
- El derecho a un contrato digno, cuya estabilidad se corresponda con el puesto de trabajo y cuyas causas de extinción sean justas, con un procedimiento regulado, una indemnización proporcionada y con protección por desempleo suficiente.
- Derecho a la salud y seguridad en el trabajo, con medidas de prevención, controles y sanciones en casos de incumplimiento. Derecho a la Seguridad Social, que debe contar con prestaciones suficientes, en caso de accidente o enfermedad profesional. La representación de los trabajadores debe participar en la prevención y el control, así como tiene la probabilidad de paralizar el trabajo ante riesgos inminentes o graves. Es la vida la que está en juego.
- Derecho a asociarse al sindicato libremente, realizar la acción sindical en la empresa, y fuera de ella, participar en una huelga, reunirse dentro y fuera de los centros de trabajo, recibir información y ser consultados sobre la situación y futuro de la empresa. Una empresa no es un empresario, sino un empresario con los trabajadores y trabajadoras, por más que muchos empresarios no lo quieran entender.
- La democracia y los derechos constitucionales no pueden acabar a las puertas de la empresa. Cada trabajador y trabajadora tiene derecho al honor, a la intimidad, a la imagen, a la protección de sus datos personales.
- De la misma forma tienen derecho a expresarse en libertad, opinar, tener sus creencias. Acceder a la información laboral y sindical que necesite.
- Derecho a un salario digno y suficiente, sin discriminaciones a causa de la edad, sexo, tipo de contrato.
- Derecho a un tiempo de trabajo acordado y pactado, con tiempos máximos establecidos en jornada anual.
- Derecho a formarse y participar en planes de formación y estudios.
- Derecho a un trato digno, sin desprecios, vejaciones, por parte de la dirección, o los propios compañeros. El acoso laboral (moral o sexual) debe ser prevenido y perseguido cuando se produce.
- Derecho a no ser discriminados en la relación laboral, por razones de edad, discapacidad, sexo, origen, condición sexual, pertenencia o no a un sindicato, creencias religiosas, participación en huelgas, o actos de reclamación a la empresa.
Establecer, negociar, aprobar una Carta de Derechos de los Trabajadores y Trabajadoras, de estas características, concedería a los trabajadores y trabajadoras, al trabajo, un valor y un reconocimiento que han sido negados y relegados con la disculpa de la crisis económica, que ha traído de la mano una larga serie de recortes de derechos que hacen que muchos empleos sean hoy más parecidos a la esclavitud que a un trabajo humano, que enriquece a la persona y crea riqueza justamente repartida.
Francisco Javier López Martín