TRABAJADORAS DOMÉSTICAS: TRABAJADORAS CON DERECHOS


Desde hace décadas, venimos denunciando la discriminación que sufren centenares de miles de empleadas de hogar que trabajan en nuestro país, sin acceder a derechos laborales y sociales equiparables a los del resto de las personas trabajadoras.

Recientemente CCOO de Madrid hemos presentado una Guía sobre los derechos que hemos conseguido para las trabajadoras domésticas, incorporando a la misma los derechos específicos de las mujeres inmigrantes, que son mayoría en el sector.

En Madrid, unos 350.000 hogares tienen trabajadoras domésticas empleadas. De hecho Madrid cuenta con el mayor gasto medio de España en Servicio doméstico. Unas 120.000 mujeres son empleadas del hogar en la Región.

Trabajan para familias con ingresos medios, o altos, que necesitan atender a sus familiares mayores, menores y realizar las tareas del hogar.

Es un trabajo feminizado, marcado por la precariedad laboral y la economía sumergida. El 60 por ciento de estas mujeres lleva menos de tres años trabajando en el mismo domicilio y sólo el 8,3 por ciento realiza una jornada completa. De esas personas sólo 72.739 se encuentran afiliadas a la Seguridad Social, de las cuales 49.517 son mujeres extranjeras, el 68 por ciento del total.

La mayoría de las mujeres inmigrantes, el 75 por ciento, trabajan como externas y el 25 por ciento como internas. Su salarios, en el 24 por ciento de los casos son inferiores a los 640 Euros y el 52,4 por ciento entre los 642 y 750 euros.

Tan sólo el 53 por ciento de las mujeres inmigrantes están en situación regular, lo que da buena muestra de la economía sumergida que se mueve en el sector.

La Guía que hemos elaborado intenta responder a esta situación de discriminación, derivada de un empleo excluido del Régimen General de la Seguridad Social, como es el Régimen Especial de Empleadas del Hogar.

CCOO hemos conseguido la integración de las Empleadas del Hogar en el Régimen General de la Seguridad Social, gracias a la negociación de la Ley 27/2011 de 1 de Agosto de 2011, lo cual supone una nueva regulación del trabajo doméstico, empezando por la necesidad de formalizar un contrato y recibir las nominas. La obligación de dar de alta a la trabajadora del hogar desde la primera hora de trabajo. La percepción de dos pagas extraordinarias de 30 días al año. La mejora de las indemnizaciones al finalizar el contrato. La baja por contingencias comunes, enfermedad, maternidad, como el resto de las trabajadoras. Las mejoras en jornada y periodos de descanso. El establecimiento de salarios mínimos.

Los problemas del sector, no han sido completa, ni definitivamente solucionados, pero hemos dado un paso de gigante para unas personas, mayoritariamente extranjeras, que acceden a muchos derechos que hasta el momento les habían sido sistemáticamente negados.

Queda mucho por hacer, también sindicalmente, pero el primer paso superador de una discriminación histórica está dado. Nuestra Federación Regional de Actividades Diversas tiene mucha tarea sindical, pero el asesoramiento y la defensa sindical, social y jurídica seguirán siendo esenciales para estas personas mayoritariamente mujeres e inmigrantes.

Francisco Javier López Martín

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