UNA CIUDAD EN LA CIUDAD


Eduardo Mangada de nuevo en este blog. El que fuera Consejero de la Comunidad de Madrid, el arquitecto, el socialdemócrata rocoso y sólido, ha participado en un Seminario de Jóvenes sindicalistas de CCOO de Madrid, para hablar de “la vivienda ¿derecho o negocio?”.

Parte Mangada del derecho a una vivienda reconocido en el artículo 47 de nuestra Constitución como derecho a un “alojamiento digno”, o a una vivienda convencional.

Es este derecho el que justifica política, social y económicamente, la existencia de vivienda “protegida”, o vivienda con precios tasado, fuera del mercado.

Según Mangada el mito de que los españoles no queremos vivir de alquiler no es tan antiguo. Por ejemplo, en 1950, en Barcelona, sólo el 5 por ciento de las viviendas estaba ocupada por sus propietarios. En Madrid, el 6 por ciento, en Sevilla, el 10 por ciento y en Bilbao, el 12 por ciento.

El mito lo produce Franco cuando inventa el Ministerio de la Vivienda, aplicando un régimen universal de tenencia en propiedad, como un mecanismo para “atar” a los trabajadores.

Ya lo había dicho Federico Engels en 1887, en El Problema de la Vivienda, cuando escribía: “En lo esencial la solución que propone la burguesía, tanto la grande como la pequeña, al problema de la vivienda, es que el trabajador debe ser propietario de la misma”. La vivienda como mordaza y atadura.

Sin embargo es difícil cambiar la tendencia de propiedad hacia otra de alquiler, pese a que existan buenas intenciones. En primer lugar porque se ha implantado la cultura de la propiedad. En segundo lugar porque los promotores prefieren construir, vender y recoger beneficios, que construir, y gestionar un alquiler. En tercer lugar porque las administraciones públicas hacen propaganda del alquiler, pero no lo promueven. Tampoco desde el ámbito cooperativo hemos sido capaces de impulsar la vivienda en régimen de alquiler, por las trabas superiores que se ponen a este régimen.

No digamos el humo que vendió Esperanza Aguirre con las ya olvidadas viviendas en alquiler con opción a compra. Tampoco el Gobierno socialista ha acertado con su Sociedad Pública de Alquiler que no ha conseguido invertir la tendencia a la propiedad, ni convertir viviendas vacías en viviendas en alquiler.

En definitiva, para cambiar esta cultura hay que inventar y potenciar condiciones y apoyos financieros para impulsar la aparición de promociones en alquiler.

La burbuja inmobiliaria ha contribuido a agudizar los efectos de la crisis financiera mundial en España. La desmesurada construcción y venta de viviendas en España, que ha actuado como elemento prioritario de crecimiento económico, junto al alto consumo y endeudamiento de familias y empresas.

Se podrían haber hecho cosas para evitar los riesgos, pero no se han hecho. Eliminar los incentivos indiscriminados, beneficios fiscales, o créditos de alto riesgo (hipotecas basura) para la compra de vivienda. Solo la vivienda protegida debería tener un régimen económico privilegiado.

Porque, lejos de lo que nos hacen pensar, no necesitamos más vivienda. Estamos a la cabeza de Europa en número de viviendas por cada mil habitantes. Sí puede ser necesario construir vivienda en lugares muy precisos. Sí pueden construirse nuevas viviendas protegidas para colectivos que, de otra manera, no podrán nunca acceder a una vivienda. Controlando también, que este tipo de viviendas no se conviertan en objeto de comercialización y especulación.

Si no queremos sufrir nuevas burbujas inmobiliarias tendremos que tomar algunas medidas. En primer lugar, evitar sobrecalificar el suelo urbanizable. Un suelo cuyo precio no responde a otro criterio más que el beneficio estimado en el precio final de la vivienda por parte del promotor.

En segundo lugar, eliminar inventivos económicos, que de forma indiscriminada, se conceden a promotores y adquirentes de vivienda.

Por último acometer programas ambiciosos para rehabilitar espacios urbanos obsoletos, acometiendo la rehabilitación y construcción de nueva vivienda en una mezcla equilibrada y ponderada.

Escuchar a Eduardo Mangada es siempre una oportunidad para aprender de nuestra historia, de nuestros errores y aciertos. Abrir las puertas para encontrar el camino para construir ciudadanía con derechos, en la ciudad inmensa que es hoy Madrid.

Francisco Javier López Martín

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