AQUELLOS JOVENES DEL 14-D

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Me pilló aquel 14-D con 31 años. Lo que hoy sería ser joven, no lo era en 1988. No son sólo cambios culturales los que se han producido. Son, también, cambios económicos y sociales los que han conducido a un estado de juventud prolongada. Siento que siempre he ido un paso por delante de ese estado. Siempre un año por delante de las ampliaciones de la edad para sacar el abono joven.
Para cuando las CCOO y la UGT decidieron convocar la Huelga General del14-D yo no era joven, por más que, técnicamente, hoy pudiera serlo. Para esas fechas había hecho la famosa mili, había obtenido el título de Profesor de EGB. había dado clases durante diez años en el colegio de la Unidad Vecinal de Absorción de Villaverde, en Ubrique, en Leganés. Tenía dos hijas de 5 y 3 años.
Pocos podían pensar que aquella Huelga General era la primera batalla de una larga guerra de resistencia contra las reformas laborales impuestas, contra la precarización de los contratos de trabajo, contra el abaratamiento de los despidos, contra la conversión de nuestros jóvenes en mano de obra barata, temporal, precarizada.
De la misma forma que pocos podíamos entender que un gobierno socialista, que había llegado al poder seis años antes, aglutinando esperanzas de cambio, fuera el autor de semejante despropósito. Y, sin embargo, lo era. Quienes deberían haber culminado la transición política, afrontando la transición de un poder económico heredero del franquismo, repartiendo la riqueza de forma más equitativa, se habían dejado abducir por la fascinación del poder y de la riqueza.
Tan intactos quedaron los poderes económicos, que el gobierno de Aznar encontró el terreno abonado para inflar esa burbuja inmobiliaria y financiera que destrozó nuestro modelo de crecimiento y dejó abiertas de par en par las puertas para que la crisis llegara y se instalara entre nosotros para muchos años.
Por lo pronto, aquel 14-D, una generación nacida a principios de los 60 reclamaba su puesto en la sociedad. Ahí estaban, en los sindicatos, en los centros de estudio, en las empresas. En las inmediaciones de la Huelga General organizaron impresionantes manifestaciones contra un futuro que les estaban pergeñando a traición.
Francisco Moreno, era uno de aquellos jóvenes. Secretario de Juventud de CCOO planteaba así, diez meses después de la Huelga, en el diario El País, las reivindicaciones juveniles planteadas en la Propuesta Sindical Prioritaria.

LA PROPUESTA SINDICAL PRIORITARIA, UNA APUESTA CON LOS JOVENES

No descubrimos nada nuevo al afirmar que los jóvenes constituyen el sector más afectado por el desempleo y por condiciones de trabajo en precario o sumergidas, viéndose obligados a contemplar su futuro como una realidad oscura o incierta. Situación de la que los jóvenes son bastante conscientes, como demostraron antes y durante el 14-D, obligando al Gobierno a guardar el PEJ (Plan de Empleo Juvenil) en algún cajón de la Moncloa. Pero para algunos lumbreras del Gobierno parece como si aquella participación juvenil no les hubiera afectado, y vuelven a la carga con los argumentos de siempre: la negociación colectiva es un freno para la contratación de jóvenes, debido a los salarios “tan altos de entrada”.Esto es lo que nos venía a decir el ministro de Economía, en un estudio publicado recientemente. Cabría recordarle que la naturaleza de los empleos a los que acceden los jóvenes se caracteriza por ser los menos cualificados, sin posibilidades en muchos casos de promoción y, por tanto, los peor pagados. Casi un 70% de los salarios de los jóvenes están por debajo del SMI.
No, los costes salariales no son la causa de la falta de inserción laboral del joven. Además, desde el Gobierno, ya se han encargado de facilitarles a los empresarios mano de obra barata, rompiendo el principio de a igual trabajo, igual salario, estableciendo un salario mínimo diferente para los jóvenes de 17 años y otro distinto para los de 16, enmascarando la antigua figura del aprendiz, cuando el Estatuto de los Trabajadores no plantea ninguna diferenciación por cuestión de edad y obliga al empresario a pagar por la prestación de un trabajo igual el mismo salario. Por tanto, no es la negociación colectiva un freno, más bien ésta corrige las desigualdades que se producen y que el Gobierno alimenta con sus decisiones.
Otro argumento del Ministerio de Trabajo es el de la falta de experiencia profesional. Si la inexperiencia profesional fuese un obstáculo, ¿por qué casi 500.000 jóvenes que trabajaron alguna vez hoy no encuentran un puesto de trabajo, y ¿por qué los empresarios no reconocen las titulaciones profesionales? Tenemos que empezar a desmitificar esta supuesta barrera de la inexperiencia profesional. Aunque reconozcamos la necesidad de aumentar la formación profesional, ésta, por sí sola, no resolverá el problema, debido al desfase existente entre la demanda de trabajo y las colocaciones que se ofertan. Y además el actual sistema de formación es absolutamente ineficaz, como reconocen los propios jóvenes en un estudio que estamos realizando en las escuelas-taller y casas de oficio.
En la actualidad las dos únicas fórmulas de contratación para jóvenes son las de prácticas y formación que se han visto desvirtuadas en su aplicación, convirtiéndose en la inmensa mayoría de los casos en otra vía de contratación en condiciones de precariedad.
Medidas concretas
Es partiendo de todo lo anterior donde cabe situar la Propuesta Sindical Prioritaria, una propuesta que recoge las demandas más sentidas por los jóvenes, desarrollando ese derecho reconocido en la Constitución, de un empleo digno y de calidad e intentando acabar con ese sentimiento de resignación al que nos conduce la política de empleo gubernamental, aquello de que más vale esto que nada. Considerando a los jóvenes ciudadanos de segunda clase y aspirantes a los trabajos más precarios.
Con la Propuesta Sindical Prioritaria, CC OO y UGT pasamos de la denuncia a la alternativa, en una palabra, pasamos a la ofensiva, ofreciendo cauces de solución al fenómeno del desempleo juvenil y sus consecuencias. Integrando en la propuesta medidas de formación, empleo y prestaciones.
Medidas tales como:
– Elaboración de un plan de choque de formación profesional para aquellos sectores de jóvenes que provienen del fracaso escolar.
– Garantizar dos años de preparación profesional para los jóvenes, con una reforma de la formación profesional que asegure una calidad en la formación y responda a las necesidades del sistema productivo.
– Establecer un servicio público de información y orientación profesional, coordinando lo formativo con lo laboral.
– Establecer un sistema único de certificaciones y homologaciones profesionales que reconozcan la experiencia y la formación profesional adquirida.
Elaborar una normativa clara para las escuelas-taller y casas de oficios, que conviertan a éstos en experiencias útiles.
Revisar las modalidades de contratación en prácticas y para la formación que realmente sirvan para lo que fueron creados general empleo.
– Establecer topes porcentuales máximos de jóvenes con contrato en prácticas y de formación en función de las plantillas de trabajadores fijos, discriminando positivamente en favor de su transformación en indefinidos.
– Extender la cobertura por desempleo a los jóvenes parados de larga duración.
– Establecer un salario Social para aquellas situaciones no cubiertas por el desempleo, en las que se encontrarían un colectivo juvenil amplio y marginado socialmente.
– Promoción de viviendas públicas de alquiler que den respuestas a las necesidades sociales de un gran número de ciudadanos, entre ellos jóvenes.
La PSP, pues, se sitúa en la realidad del presente, proyectándose hacia un horizonte optimista, renovando el compromiso adquirido con los jóvenes tras el 14 D, y donde la participación es fundamental para que esta apuesta se abra camino.
Francisco Moreno era Secretario de Juventud de CCOO aquel 14-D

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