AGUIRRE O LA INACTIVIDAD CANSINA, EL PARO RESIGNADO, EL BENEFICIO SEGURO

Esperanza Aguirre ha puesto en marcha una página electoral que juega con su nombre y se propone para encabezar un Madrid con Esperanza. Sin embargo no hay esperanza posible para Madrid si no se aborda el primer problema de los ciudadanos y ciudadanas. El empleo, en positivo y el paro, en negativo.

Madrid no tiene futuro si no resuelve el dilema de la crisis apostando por el empleo, protegiendo a las personas desempleadas y reforzando su cohesión social como Comunidad Autónoma.

542.000 personas paradas, de las cuales 472.000 están inscritas en las listas del paro y 250.000 que carecen de todo tipo de prestación o ayuda por desempleo, conforman una realidad muy preocupante y un riesgo evidente para nuestro futuro y viabilidad como sociedad.En este contexto no es entendible que a causa de las políticas fiscales seguidas por Esperanza Aguirre, destinadas a desgravaciones fiscales de las rentas más altas, se renuncie a miles de millones de ingresos anuales en las arcas públicas.

Es incomprensible que se rebajen los salarios de los empleados públicos, generando un conflicto laboral y social en empresas como METRO, mientras que no se tocan un ápice los beneficios empresariales garantizados de forma abusiva, en servicios entregados a gestión privada, como los nuevos hospitales, o los peajes en sombra. Reducir un 5 por ciento esos beneficios, como se ha hecho con los salarios de los empleados públicos podría suponer un ahorro de 350 millones de euros en gastos.

Reducir a la mitad los 3.500 liberados políticos de Esperanza Aguirre, contratados a dedo como cargos públicos, asesores, jefes de gabinetes, jefes de prensa y demás, en empresas públicas, organismos, entes y consejerías, permitirían ahorrar otros 150 millones de euros anuales.

Debería aprender, Esperanza Aguirre, de la decisión del Consejo de Cajamadrid de suspender sine die el pago de 25 millones de euros a los altos ejecutivos de la entidad, porque la austeridad no solo hay que predicarla, sino practicarla.

No se entiende bien, tampoco, que cuando el empleo sigue amenazado y el paro sigue creciendo se autoricen Expedientes de Regulación de Empleo en ayuntamientos como el de Fuente el Saz, en lugar de mejorar la financiación municipal que depende excesivamente del suelo y el ladrillo. Como es injustificable que se anuncie que no habrá oposiciones en la Educación Madrileña, dejando sin cubrir 2.200 plazas educativas.

La única receta de Esperanza Aguirre contra la crisis consiste en culpar de todo al Gobierno Zapatero, mientras el Gobierno madrileño, que maneja 2 de cada 3 euros públicos se embarca en una inactividad cansina, en una resignación inaceptable con respecto al paro y en un blindaje permanente, monótono, pero muy eficaz de las altas rentas y de los beneficios cautivos de los numerosos empresarios afincados en los sectores privatizados.

Haría bien Esperanza Aguirre en no fiarlo todo a los cuantiosos gastos en propaganda y al silencio administrativo ante las demandas de una ciudadanía golpeada por el paro y la pérdida de rentas.

Estas cosas pasan factura y siembran desconfianza social en unos gobernante incapaces de afrontar los problemas y los retos de un Madrid inmerso en una crisis, que sabemos dura, larga y dolorosa, pero en la que tenemos la obligación de proteger a las personas y preparar el futuro Madrid que queremos ser.

Francisco Javier López Martín

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