Desde que empezó la crisis, más de 149.000 mujeres se han sumado a las listas del paro. Si a finales de 2007, eran 113.300 las mujeres paradas hoy han crecido hasta 262.500 madrileñas. Un crecimiento del 132 por ciento.
Sería fácil decir que durante la última legislatura de Aguirre, la tasa de paro de la mujer ha pasado del 7,6 por ciento al 16,2 por ciento. Sin embargo, ni Aguirre, ni Zapatero son culpables de la crisis. No son ellos los que condenan al paro a las mujeres, aunque sí son responsables, junto a los gobiernos que les precedieron, de no haber apostado por un modelo de crecimiento económico más sólido y menos vulnerable ante la crisis, y son también responsables de que los efectos de esta crisis no se lleven por delante la cohesión social y produzcan fracturas muy difíciles de soldar a posteriori.
El 47 por ciento de las mujeres paradas en Madrid lleva más de un año buscando empleo. El paro de la mujer madrileña es más largo en el tiempo. Cuando la mujer pierde el empleo, topa con mayores dificultades para recuperarlo y pasa a ser segunda opción de empleo para muchos empresarios. El 65 por ciento de las personas que llevan más de dos años en paro son mujeres.
La mujer quiere trabajar y lo intenta cada vez con mayor intensidad. Pero en Madrid las mujeres lo tienen más difícil. Un dato nos muestra a las claras esta cruda realidad. De las 23.700 mujeres más que buscaban su primer empleo sin conseguirlo, en toda España, a finales de 2010, 11.400 eran mujeres madrileñas.
El paro de la mujer está, además, muy centrado en el sector servicios. El 83 por ciento de las mujeres paradas proceden del sector de los servicios públicos y privados, donde el empleo femenino ha sido ampliamente utilizado. Sólo el 4 por ciento de las mujeres paradas proceden de la construcción y otro 7 por ciento de la industria. Pero el grueso está en los servicios. La mujer quiere trabajar. Aún en tiempos de desánimo y crisis, buscan empleo. Lo buscan en la enseñanza, la sanidad, los servicios sociales, los servicios públicos, sectores tradicionales de empleo femenino, pero también en otros sectores, que han marginado a la mujer.
Si hoy las tasas de paro, el número de parados, entre mujeres y hombres se acerca, es porque el empleo masculino, habitualmente más estable, sin embargo se va devaluando, degradando y precarizando. La igualdad se produce por empeoramiento del empleo masculino y no por mejora del empleo femenino.
En esto sí es competente Esperanza Aguirre. Pero prefiere hacer como si no lo fuera. El empleo lo crea la economía y el paro lo producen los empresarios. Pero la protección a los parados y paradas, su cualificación y formación, la promoción de nuevo empleo, la búsqueda de un modelo económico productivo que cree empleo estable. Esto sí son cosas que competen a Esperanza Aguirre. Sin embargo calla y está como ausente. Como si los parados y paradas madrileños fueran cosa de Zapatero, cuando las Comunidades Autónomas son las responsables de las políticas activas de empleo.
Este es uno de los déficit más graves del Gobierno Aguirre, que ha permitido la desesperanza de las personas paradas, sin hacer nada.
Francisco Javier López Martín