Los recortes impuestos por la Unión Europea y los inversores internacionales no afectan sólo al Estado Central. Las Comunidades Autónoma, o los Ayuntamientos, también producen recortes y, en algunos casos, como Aguirre en Madrid, van más allá de los recortes del Estado y aprovechan la crisis para deteriorar los servicios públicos, desmontarlos y entregar esos recursos a la iniciativa privada, a empresarios clientelares que han aprendido a vivir magníficamente de las cuentas y recursos públicos.
Los trabajadores pagamos los impuestos religiosamente, para que los gobiernos presten servicios necesarios y esos gobiernos, con nuestro dinero, alimentan a sus pollos, los sectores privados especializados en sacar beneficios gestionando los servicios públicos.
CCOO creemos que tan sólo la firme alianza entre las organizaciones sociales de las que formamos parte, puede permitir defender los servicios públicos y su calidad ante las agresiones de la crisis.
Los servicios públicos aportan parte de ese salario diferido que no cobramos en nómina, pero que percibimos cuando vamos al médico, o cuando mandamos a nuestros hijos al colegio. Forman parte de un modelo social europeo que es muy goloso para la iniciativa privada y que dificulta y modera las ansias de los mercados y sus mercaderes, que no quieren controles para sus actuaciones.
Además, los servicios públicos y su calidad, tienen mucho que ver con quienes trabajan en los mismos. El empleo público, cuando se destruye empleo privado, es esencial. Es más, deberían explorarse nuevos empleos públicos vinculados al fortalecimiento y extensión de la educación, la sanidad o la atención a la dependencia.
Apostar por la calidad de los servicios públicos es también ser eficientes en el uso de los recursos, evitando gastos innecesarios y duplicidades entre administraciones.
Defender lo público, los servicios públicos, su eficiencia, su calidad y su empleo, son elementos imprescindibles para combatir la crisis
Francisco Javier López Martín