CONFLICTO SOCIAL Y HUELGA GENERAL

La crisis no acaba. El conflicto social arrecia. Primero disperso, luego en oleadas, construyendo mareas. Confluyendo en la Cumbre Social que reunió a cientos de miles de personas en la Plaza de Colón en Madrid, contra los recortes, el pasado 15-S.

Un conflicto laboral en el que la negociación colectiva se convierte en campo de batalla para evitar los efectos de la reforma laboral sobre los derechos de los trabajadores a un empleo decente en las empresas.

Hemos exigido un referéndum para que el Gobierno someta a consulta popular, unas políticas y decisiones que nada tienen que ver con el programa electoral que les llevó al poder en 2011.

La Huelga General está ahí siempre. Pero en este proceso, la Huelga General no puede ser el final de nada, sino un punto más de confrontación en un camino largo. La Huelga deberá ser una Huelga General laboral y social. Porque el conflicto no es entre los que tienen trabajo y un Gobierno autista. El conflicto afecta a quienes trabajan, a quienes no tienen empleo, a los jóvenes, a las mujeres, a los mayores. La movilización de todos ellos, no consiste sólo en dejar de trabajar, sino en una movilización social general en torno a una Huelga General.

Para llegar a esa Huelga General, sin agotarse en ella, sin considerarla un fin en sí misma, sin mitificarla como el fin de nada, la lucha final, hay que unir muchos intereses dispersos en torno a la necesidad de ir juntos y unidos a una movilización de esas características. Una cosa así se convocar de cualquier manera. También por Twitter. Pero no se organiza, se realizar y se gana, si miles de personas no toman conciencia en las empresas, hasta en las más pequeñas.

En los barrios, en los colegios, en cada asociación, en cada plaza y en cada comunidad de vecinos. Las movilizaciones son muchas, los motivos muchos más, tantos como personas acosadas por la crisis.

Es la hora del debate, de la convicción, del acuerdo, de la suma de voluntades libres, de la movilización masiva y pacífica. Es la hora de abrir las puertas a una política que se ocupe y preocupe del empleo y de la cohesión y protección social de la ciudadanía. Son las dos obsesiones que todo gobierno debería tener ahora mismo. El problema es que no las tienen. Por eso nos movilizamos y lo seguiremos haciendo, hasta que nuestras propuestas se abran camino. Hasta que las gentes sean centro de las políticas.

Francisco Javier López Martín

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