Los Presupuestos del año 2012 en la Comunidad de Madrid podrían calificarse como los Presupuestos del Ladrillo. No me refiero al ladrillo de la Construcción, sino al ladrillo bajo el que algunos guardan el dinero de la familia.
Esperanza Aguirre dice que los Presupuestos son austeros. Pero sólo se refiere a los gastos y no a todos los gastos. Porque la verdad es que el Presupuesto Regional crece un 14,3 por ciento. En 2.929 euros más y asciende a 23.463 millones de euros. Si creciendo el Presupuesto. Si creciendo los ingresos, se mantienen recortes en gasto público y gasto social, la explicación es que Esperanza Aguirre se crea un colchón, o ladrillo, de 2.659 millones de euros, que esconde en un denominado Fondo de Contingencia, sin destino conocido, sin transparencia alguna.
Es conveniente saber que los responsables de que Esperanza Aguirre vea crecer su Presupuesto son “los de la ceja”. Es el nuevo sistema de financiación autonómica aprobado por el Gobierno del Estado, el que permite que Madrid reciba 1.837 millones de euros más en transferencias del Estado a la Comunidad Autónoma.
Entonces ¿si hay más dinero, porqué hay más recortes?. En primer lugar porque Esperanza Aguirre se gasta por la vía de no ingresar, 2.821 millones de euros en regalos y rebajas fiscales. El 7 por ciento de los contribuyentes más ricos se beneficia de 12.000 euros por contribuyente y año en rebajas fiscales, mientras el 93 por ciento restante obtiene un ahorro medio de 112 euros por año.
En segundo lugar, por ese Fondo de Contingencia sin destino conocido, que no va a reforzar ninguna de las políticas públicas necesarias en tiempos de crisis.
Por el contrario hay datos preocupantes. Los gastos de personal caen un -1 por ciento. Sin embargo, los 3,000 altos cargos y puestos de libre designación de Esperanza Aguirre permanecen intactos.
Otro dato preocupante. Los capítulos destinados a inversiones pierden -273 millones de euros. Las inversiones reales retroceden un -16 por ciento. Si no hay inversión privada y la inversión pública cae, la actividad económica no puede recuperarse.
Con un paro que se acerca en Madrid a las 600.000 personas, la Consejería de Empleo pierde un -12,3 por ciento de su Presupuesto, -66,8 millones de euros. Un problema al que hay que añadir que el 56 por ciento del Presupuesto del presente año no se ha ejecutado aún.
Mientras hay más dinero en los ingresos y se mantienen rebajas fiscales, altamente beneficiosas para las rentas más altas, la Educación madrileña vuelve a sufrir recortes. Mientras se recortan 44 millones de euros para la enseñanza secundaria pública, la privada concertada recibe una prima de 20 millones de euros más.
Esto significa menos dinero para atención a la diversidad, menos alumnos en comedores, menos en compensatoria. Menos aulas de enlace para inmigrantes. Menos alumnos en Centros de Adultos, en Escuelas de Arte y Conservatorios. Menos profesores. Más número de alumnos por profesor.
Todo ello, mientras perviven las desgravaciones fiscales a la enseñanza privada y se cierran las puertas al diálogo y la negociación con las organizaciones que representan legalmente al profesorado.
Las Universidades tampoco se libran del acoso, con un retroceso del -2,5 por ciento y una caída de las transferencias para acometer sus planes de inversiones. Como siempre la peor tratada, la Complutense, auténtica bestia negra en el imaginario de Aguirre.
El comercio y el turismo son sectores esenciales en Madrid, y sin embargo ven caer de nuevos sus presupuestos. Mientras tanto, se distrae la atención con la liberación de horarios comerciales, en un sector que pierde empleo neto en un -3 por ciento.
Los presupuestos inversores en Metro caen un -60 por ciento. La vivienda un -7,6 por ciento. El medio ambiente un -6,6 por ciento y de nuevo las maniobras de distracción sobre la reducción de cesiones de suelo de los promotores privados.
La sanidad madrileña vuelve a perder un -0,9 por ciento de su presupuesto. De nuevo se prima al sector privado. Así mientras los convenios con el sector privado crecen un 34 por ciento, las dotaciones para pagar personal del sistema sanitario público, pierden 53 millones de euros, lo cual significa que no se cubrirán bajas ni jubilaciones.
El resultado es que Madrid dedicará un 3,5 de su PIB a sanidad, mientras la media de las Comunidades Autónomas es del 5,5 por ciento.
Junto a la Sanidad y la Educación los Servicios Sociales son una prioridad en tiempos de crisis. Sin embargo, en términos reales, la Consejería de Familia y Servicios Sociales, pierde un -1,8 por ciento.
La reordenación del gasto es brutal. El Servicio Regional de Bienestar Social retrocede un -6,5 por ciento. El Instituto del Menor y la Familia pierde un -4,1 por ciento. Las Residencias de Mayores un -2,1 por ciento. Los Centros de Mayores pierden un -5,5 por ciento. Estos recursos van a parar a tapar el hueco de la Dependencia, en cuya aplicación Madrid lleva un fuerte retraso.
A estos recortes sociales se suman un -12 por ciento en el combate contra la Violencia Machista. Un -31,5 por ciento en programas de atención a los inmigrantes, o un -18,3 por ciento de retroceso en Cooperación al Desarrollo.
Estamos ante unos Presupuestos inútiles contra la crisis. De espaldas a las casi 600.000 personas paradas en Madrid. Incapaces de afrontar el principal problema, el del empleo. Inservibles para reactivar la economía. Alejados del objetivo de reforzar la cohesión social, fortaleciendo los servicios públicos.
Unos Presupuestos al servicio del mantenimiento de los regalos fiscales y el mantenimiento de los altos beneficios empresariales de quienes gestionan servicios públicos desde el sector privado.
Presupuestos del ladrillo y el colchón para Aguirre. Dulces para el 7 por ciento de los contribuyentes más ricos. Pero Presupuestos del sufrimiento para la inmensa mayoría de la ciudadanía madrileña.
Unos presupuestos que merecen la indignación de cuantos sufrimos la crisis en nuestros empleos y nuestras vidas.
Francisco Javier López Martín