PENSIONES: EL TIEMPO SE ACABA

 Hemos apurado los últimos momentos posibles para alcanzar un Acuerdo en materia de pensiones.  Otros temas, como la Negociación Colectiva, las políticas de empleo, de protección a los desempleados, o de corrección de aspectos dañinos de la Reforma Laboral, que abaratan o facilitan el despido, tienen un margen más amplio de negociación.  Pero en el caso de las pensiones el Gobierno se puso la soga al cuello, anunciando que, con acuerdo o sin acuerdo,  habría Reforma de las Pensiones el 28 de Enero, día en el que aprobarán un proyecto de ley en Consejo de Ministros.

Una soga trenzada por Elena Salgado y Miguel Ángel Fernández Ordóñez (alias Mafo), que se han convertido en los gurús económicos de un Zapatero que aún no ha tenido tiempo de tomar las clases de economía que le aconsejó Jordi Sevilla.  Con un par de tardes hubiera bastado, le dijo el buen Jordi.  Pero no hizo caso, o no tuvo tiempo.  O las tomó tarde y las asimiló mal.

Da igual, a estas alturas, aunque el saber no ocupa lugar y siempre viene bien.  El caso es que Elena Salgado, que ya machacó a Corbacho, no ha dejado ni respirar a Valeriano Gómez.  Si el nuevo Ministro de Trabajo decía que no desaparecerían los 426 euros de ayuda a parados sin ayuda, ella le desautorizaba.  Si el Ministro anunciaba que la Reforma de las Pensiones mantendría los 65 años, ella le desautorizaba.  Si Valeriano Gómez decía que cuantos tenían ya 35 años cotizados, una larga vida laboral, se podrían jubilar a los 65, ella decía que verdes las han segado.

Zapatero es mal estudiante de economía, por eso se fía de los Mafos y las Salgado, pero es político listo.  No sé si inteligente, pero listo nadie lo puede poner en duda y la que se avecina es seria para su partido.

Por eso ha decidido escuchar otras voces expertas en política.  La Huelga General del 29-S ha debilitado notablemente la imagen de Zapatero entre su cantera de votos, los trabajadores y trabajadoras, que no pueden entender el giro producido en tan sólo un año, golpeando a trabajadores, pensionistas, empleados públicos.  Mordiendo las manos que depositan sus votos en las urnas.

De ahí que se haya abierto un espacio para negociar algunas de las Reformas planteadas.  La más importante ahora la de la Seguridad Social.

No estamos ante la primera Reforma de Pensiones.  El Pacto de Toledo y las sucesivas reformas, hasta tres, han contribuido a mantener la estabilidad, la suficiencia y la equidad del sistema público de pensiones de la Seguridad Social.

Podríamos haber acometido las reformas necesarias en las pensiones de forma pausada, con amplio consenso.   Sin embargo, en mitad de la crisis, el Gobierno congela las pensiones y anuncia reformas unilaterales ampliando la edad de jubilación a 67 años.

La Negociación planteada por los sindicatos es una oportunidad para el acuerdo político y social, pero no dependía sólo de nosotros.  Dependía de que el Gobierno renunciara la obligatoriedad general de jubilarse a los 67 años.

Ellos saben que no rehuimos la batalla en ningún terreno, por difícil que sea.  Ellos saben que negociamos hasta el final.  Que somos tozudos, pero leales en el acuerdo.  Que trabajamos siempre, hasta cuando nos movilizamos, para el Acuerdo.

Ahora es el momento de dar el paso.  El momento de restablecer el consenso y el acuerdo político y social sobre el futuro de las pensiones.  Un acuerdo que, ampliando la edad de jubilación a 67 años permita un trato diferenciado para los trabajadores amenazados por la crisis, facilitado su jubilación anticipada.  Para las mujeres que han perdido periodos de cotización para atender a los hijos.  Para los jóvenes que cada vez tienen procesos formativos más largos y retrasan su incorporación al empleo.  Para las profesiones con condiciones más penosas de trabajo.  Para quienes quieren jubilarse antes, o después, de los 67 años.

Ahí está la base del restablecimiento del Acuerdo en materia de pensiones que permita alejar la inseguridad sobre su futuro y consolidar más pensiones públicas estables y sin riesgos de sostenibilidad futura.

Francisco Javier López Martín

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