Tengo a la vista un informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública sobre los Servicios Sanitarios de las Comunidades Autónomas.
Una carencia tradicional, pero no por ello menos grave en nuestro país es la ausencia de evaluación de las políticas públicas. Algo aún más esencial, si cabe, en un Estado descentralizado, con amplias competencias en las Comunidades autónomas.
No basta aprobar presupuestos y ejecutarlos mal que bien. Es necesario establecer criterios de valoración de la eficacia y eficiencia de las políticas públicas. Ver si los recursos asignados han sido suficientes para alcanzar objetivos. Si esos objetivos han sido alcanzados y si, para ello hemos utilizado los recursos de la forma más adecuada. Aún más, conviene establecer criterios para valorar el grado y nivel de satisfacción de la ciudadanía, porque bien pudiera ser y suele ocurrir que los objetivos no se compadezcan con las expectativas de los ciudadanos.
Por eso es de agradecer que haya un puñado de organizaciones que intenten aportar datos de evaluación de las políticas públicas y especialmente las más necesarias para la población, como sanidad, educación, servicios sociales, transportes, vivienda, medio ambiente, etc..
El estudio de la FADSP toma en cuenta 20 indicadores del sistema sanitario, entre los que se encuentran el gasto sanitario por persona y año, camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, tarjetas sanitarias por médico, mortalidad infantil, gasto farmacéutico, barómetro de satisfacción, listas de espera, dedicación exclusiva de los profesionales, entre otros.
La conclusión es que Madrid se encuentra a la cola de España, tan sólo por delante de Canarias y Comunidad Valenciana en clasificación de las Comunidades Autónomas. Desde que se comenzaron a elaborar estos indicadores, en el año 2004, recién culminado el proceso de transferencias sanitarias desde el Estado Central a las Comunidades Autónomas la posición de Madrid siempre se ha situado entre el segundo y cuarto puesto por la cola.
Indicador tras indicador la Comunidad de Madrid sale mal parada. Nuestro gasto sanitario se encuentra en 1.103 euros por habitante, uno de los más bajos, junto a Comunidades como Baleares o la Comunidad Valencia y muy lejos de Navarra, o País Vasco, por encima de los 1.500 euros, o La Rioja, Murcia, Asturias, o Aragón, que se mueven entre los 1300 y 1.500 euros.
Sin embargo tenemos una de las tasas más altas de tarjetas sanitarias por médico o personal de enfermería con 1.541 tarjetas por médico y 1.948 por profesional de enfermería.
Así las cosas, la lista de espera madrileña es de las que menos mejora en España y la valoración de las mejoras en la sanidad madrileña desde que la gestión de la sanidad depende de la Comunidad Autónoma, es una de las más bajas del Estado.
Como datos positivos sólo cabe tomar en cuenta que el esfuerzo por contener el gasto sanitario es mayor, o que la tasa de mortalidad infantil es una de las más bajas de España.
Esta evaluación sanitaria es una más, pero realizada por profesionales sanitarios y expertos, tomando en cuenta indicadores muy diversos. Merecería la pena que nuestro gobierno Regional no la echará en saco roto y actuase sobre los indicadores más negativos para corregirlos y sacar a la Región de los puestos de cola de la sanidad española.
Invertir en Sanidad, como hacerlo en educación, en tiempos de dura crisis, es un factor esencial para combatir los más duros efectos de la misma, asegurando la cohesión y la igualdad.
Si así decidieran hacerlo, contarían con todo el apoyo y cooperación de los trabajadores y sus organizaciones. Si no lo hacen, los trabajadores y la ciudadanía se lo demandaremos.
Francisco Javier López Martín