Me remiten desde Villaverde, desde la Plataforma Nave Boetticher, una información titulada Los pobres barrios ricos. Parece ser que viene a cuento de una de esas empresas de outsurcing, especializada en externalizaciones, sector cuaternario y consultoría estratégica, una empresa experta en hablar de showroom, technology trends, resiliencia, economía circular y otras palabrejas de esas que suenan de forma misteriosa y futurista, puro metaverso.
Resulta que esta empresa ha elaborado un informe sobre vulnerabilidad de los territorios que componen la ciudad de Madrid y una de las principales conclusiones del estudio es que son los barrios con mayor nivel de renta y mayor calidad de vida, los que, según el estudio, pueden sufrir los mayores riesgos de fragilidad y empobrecimiento social.
Increíble paro cierto, la versión moderna de Los ricos también lloran. Y resulta que esa conclusión viene adornada con un poderoso aparataje de datos e interpretaciones aparentemente bien armados. El precio de semejante informe es de 181.000 euros. Ya te digo yo que, por la cuarta parte de ese precio, cualquier departamento universitario hubiera realizado un estudio cuyas conclusiones hubieran sido diametralmente distintas.
Pero claro, este Ayuntamiento, empeñado en desequilibrar Madrid a favor de operaciones como Cahamartín, o el Paseo de la Dirección, e insensible a cualquier otra realidad, o queja vecinal que contradiga sus millonarios designios, se agarra a este estudio para blindar los espacios de desigualdad, en lugar de apostar por corregir la situación cada vez más degradada en muchos barrios de la capital.
Desde los centros educativos, las asociaciones vecinales, los centros de servicios sociales de los barrios del Sur, alertan sobre situaciones cada vez más duras desde la crisis de 2008, que se han agudizado con estos dos años de pandemia.
Defienden los gobernantes del Ayuntamiento y sus aliados de la ultraderecha que la herramienta IGUALA, ese es el bonito nombre del proyecto municipal, es muy precisa, pura inteligencia artificial y puro algoritmo que maneja hasta 36 indicadores, organizados en 5 dimensiones y categorías, que lo convierten en un instrumento absolutamente dinámico y preciso.
Ahí se encuentra todo cuanto les permite afirmar que si el estudio dice que los que de verdad lo tienen peor son los barrios ricos, pues es que así será y eso quiere decir que hay que mandarles más dinero y más recursos públicos que a los barrios pobres.
En realidad los algoritmos dicen lo que quieres que digan, porque quien los diseña sabe lo que quiere oír al final el que paga la fiesta. Dicho de otra manera, la técnica es discutible, no es infalible. De hecho son frecuentes las aplicaciones basadas en algoritmos que maltratan a las minorías, ya sean negros, o extranjeros, porque el dichoso algoritmo ha sido diseñado con menos presencia de esos grupos minoritarios, que terminan siendo excluidos y discriminados en los cálculos.
El resultado es que lo público deja de ser público y los recursos de todos terminan fluyendo hacia los lugares y los grupos que menos los necesitan. Los ricos no son desamparados y los barrios pobres son cada vez más olvidados. Las inversiones municipales son abandonadas en lugares como Villaverde porque se argumenta que los problemas que atraviesan desbordan las competencias municipales y cuanto más invierte un Ayuntamiento en esos barrios, mayores terminan siendo los problemas.
Recuerdo aquellos ayuntamientos de la Transición que invertían en centros de salud pública, en centros educativos, en educación de adultos, bibliotecas, casas de la cultura, infraestructuras para los barrios, aunque fueran competencias de otras administraciones, con tal de que la vida, el entorno, la convivencia, mejoraran. Con tal de que los jóvenes salieran de la droga y las familias lo tuvieran más fácil.
Hoy no es así, esa perspectiva se ha perdido y basta mirar la frontera de los Indices de Vulnerabilidad para comprobar que su línea divisoria deja en el Sur a Latina, Carabanchel, Usera, Villaverde, San Blas, Puente Vallecas y Villa de Vallecas, dejando algunas islas de desigualdad en el Norte, como determinados barrios de Tetuán.
Es un error de bulto de la falsa inteligencia artificial municipal que se terminen comparando la falta de parques en algunos barrios del centro, o el ruido nocturno de las terrazas del ocio nocturno, con el empleo basura, la precariedad, la mala calidad de las viviendas, el alto porcentaje de población inmigrante, el abandono escolar, o la brecha digital de los barrios pobres.
Barrios como San Cristobal, Entrevías, San Diego, Pradolongo, Orcasur, Villaverde Alto, Almendrales, Zofío, Moscardó, Portazgo, Amposta, o Comillas, siguen soportando los mayores riesgos de exclusión y pobreza de todo Madrid. El estudio por encargo de Almeida y Villacís, que gobierna con apoyo de la ultraderecha, incorpora a barrios como El Viso, en Chamartín, o Ibiza, en el distrito de Retiro, como barrios vulnerables, lo cual roza el ridículo.
No es extraño que este ayuntamiento haya decidido encargar más trabajos sobre creatividad a la misma empresa. No es extraño que cada día la indignación crezca en el Sur y la sequía de inversiones amenace con provocar incendios sociales.