Este año, los Premios Pilar Blanco, en su 6 edición, han recaído en tres comunicadores como la copa de un pino. Fernando González “Gonzo”, hijo de un trabajador de la Citröen de Vigo, nieto de agricultores y presentador del programa El Intermedio de La Sexta. Trabajad mucho, porque se os necesita. Ese fue su mensaje a los sindicalistas que asistían a la entrega del premio. Gonzo, que utiliza el humor en equipo para decir cosas que muchos no se atreverían a decir en otro tipo de programa.
José Manuel Romero, subdirector de El País. Conozco a “Romerales” desde aquellos años en los que trabajaba en El Sol, aquel proyecto de comunicación cercana a la gente que terminó hundiéndose. Romero ha ido ascendiendo profesionalmente. Le ha costado muchas horas y mucho trabajo. Pero es de esos hombres que persigue la coherencia cada día. La persigue en la información y no le duelen prendas reconocer que la opinión pública y la publicada se encuentran cada día más alejadas. La persigue llevando a sus hijas a centros educativos públicos. Por convicción.
Y Francisco Naranjo, un hombre que no tiene título de periodista, pero que podría dar clases de periodismo en cualquier facultad, o dirigir cualquier redacción. Un hombre que en tiempos de cambios acelerados ha sabido mantener la palabra, contar la vida de los suyos, pasando del bolígrafo al teclado y de ahí a las redes sociales. De la octavilla al facebook. Del periódico impreso a la página web y a la edición digital. De la foto revelada a la cámara del móvil y de ahí a youtube, sin dejar de ser Paco Naranjo. Creando equipos de comunicación y, a lo largo de 25 años, forjando una leyenda irrepetible.
A Naranjo, como a él le gusta recordar, no le trajo una cigüeña. Naranjo nació bajo una traviesa de las vías del tren. Ferroviario de nacimiento y de vocación ha hecho virtud del oficio de llevar las noticias obreras de un lado para otro por los carriles de la vida. Hay quien dice que Naranjo aparece en todas las fotos, pero es inevitable, porque Naranjo se encuentra en el centro de cada noticia. El crea las noticias. Es parte de cada minuto de la historia de las CCOO.
Recuerdo ese momento en el que, a petición de la familia de Santiago Carrillo, ofrecimos el Auditorio Marcelino Camacho de CCOO de Madrid para velar los restos del nonagenario dirigente comunista. Naranjo se encontraba de viaje y no estuvo presente en el acto. Sin embargo, pasará el tiempo y nadie dudará de su presencia, porque cada detalle lo cuidó en la distancia, móvil y ordenador en ristre. Hasta el retrato de un Santiago Carrillo, con el cigarrillo entre los dedos y la frase que lo glosaba, El capitalismo puede llegar a destruir la especie humana, lo envió Paco Naranjo desde Mérida.
Como hablar de Francisco Naranjo podría dar lugar a un libro entero, una novela tal vez, una antología de relatos cargados de anécdotas, lo dejaré aquí, no sin recordar que es amigo y compañero. Porque al sindicalismo no llegamos por ser amigos, pero en la lucha sindical la amistad es inevitable.
Merecidos, así pues, los premios al buen periodismo de combate, el que se dedica a desgranar los días de la gente y dejar constancia de que las pirámides tal vez fueran propiedad de Keops, Kefrén y Micerinos. Pero fueron construidas por decenas de miles de esclavos, cuyas vidas merecen ser contadas.
Fernando González “Gonzo”, Jose Manuel Romero y Francisco Naranjo, merecen sobradamente el premio a la comunicación sociolaboral. Porque son periodistas de casta, de vocación y de coraje, que nos llenan de orgullo. Como de orgullo hubieran llenado, sin duda, a Pilar Blanco.
Francisco Javier López Martin
Presidente de la Fundación Sindical Ateneo 1º de Mayo
Secretario de Formación CCOO