El Día del Pensionista CCOO rindió homenaje a Santiago Cuervo, un hombre forjado en el sindicalismo ferroviario que, en la Federación de Pensionistas y Jubilados de CCOO de Madrid, ha encontrado un espacio a la medida de sus valores como persona.
Santiago era Secretario Institucional de su Federación, mientras yo lo era de CCOO de Madrid.
Coincidíamos en las reuniones de la Comisión Ejecutiva del INSERSO madrileño. El dedicaba tiempo a aprender ese nuevo reto de defender a la clase trabajadora, cuando ya había dejado su empresa y su puesto de trabajo.
Eran tiempos en los que España comenzaba a construir políticas públicas para mayores, reforzando la seguridad social, las pensiones, las residencias, los viajes de vacaciones, las pensiones no contributivas y, a niveles autonómicos, los salarios sociales.
Santiago y yo acudíamos a estas tareas, mientras Carmen, su mujer, atendía a la familia y preparaba sabrosos cocidos, que tuvieron la ocasión de probar algunos compañeros y compañeras y trabajaban estrechamente con Santiago. Fama merecida tienen aquellos cocidos y privilegio de amistad sus comensales.
No se puede pedir a nadie que haga más de lo que puede hacer, pero son los mejores aquellos que consiguen superar sus límites y avanzan un paso más allá cada día. Santiago es uno de esos hombres que ha sabido mantener unida a una organización como la Federación de Pensionistas, donde cada uno de sus miembros tiene una trayectoria personal de lucha y superación en las condiciones más duras.
Entendió siempre Santiago, como buen camachista, que el papel de un dirigente de las CCOO no es mandar sino escuchar, unir, abrir las puertas para que la libertad desvele lo mejor de cada uno. Entendió siempre que somos de la misma pasta, pero con infinitas texturas y matices.
Somos un sindicato que cambia. Un sindicato que responderá a nuevas preguntas y problemas, fortaleciendo la capacidad de organizarse de los trabajadores y trabajadoras. Pero lo seremos porque miles de personas como Santiago Cuervo mantuvieron una integridad personal a prueba de bombas. Acertaron, o se equivocaron, pero siempre codo a codo con los trabajadores y trabajadoras. Personas, como Santiago Cuervo, que entendieron que la diversidad y la pluralidad en libertad es la clave de nuestra grandeza. La grandeza de unas CCOO donde mujeres y hombres, mayores y jóvenes pueden sentirse unidos en la misma lucha, la de los derechos laborales y sociales de la mayoría.
Carmen, Santiago, gracias.
Francisco Javier López Martín