El proceso congresual en CCOO se desarrolla en uno de los momentos más duros de nuestra historia reciente. La crisis económica que padecemos se ha convertido en la disculpa perfecta para poner en solfa los derechos laborales y sociales que nos habían ido acercando al modelo social europeo. Las decisiones adoptadas ante la crisis por esos organismos a los que hemos denominado “La Troika”, compuesta por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, consisten en actuar obsesivamente sobre el déficit público, condenando a los países, especialmente a los del Sur de Europa, a una cadena de brutales recortes presupuestarios del gasto público y del gasto social.
Entregado sin rechistar a estas políticas impuestas, que vulneran nuestra soberanía nacional, el Gobierno de Mariano Rajoy, se ha empeñado en aprobar una reforma laboral, y de la negociación colectiva que ha condenado a 500.000 personas más al paro, en tan sólo 6 meses. Una reforma que ha multiplicado por 2,5 el número de Expedientes de Regulación de Empleo (EREs). Que ha aumentado en un 80 por ciento las contrataciones temporales. El sector público no se ha librado de la quema. Más de 350.000 empleados públicos han perdido su empleo en los dos últimos años.
Unas reformas laborales que, unida a la crisis y el paro, han contribuido a reducir los salarios en el sector público y en el privado, mientras la inflación devora nuestras rentas, con un crecimiento interanual del 3,5 por ciento.
No sólo quienes viven de un salario han sentido los efectos de los recortes de Rajoy. Las personas paradas han visto recortadas sus prestaciones de desempleo, los subsidios, las ayudas de 400 Euros. El empobrecimiento crece de forma alarmante y una de cada cinco personas vive en la pobreza en España.
También cuantos han alcanzado la edad de jubilación, ven cómo se congelan sus pensiones, no se revalorizan, se fuerza al repago de medicamentos y se siembran amenazas sobre la imposibilidad de mantener las actuales pensiones en el futuro.
Nuestros mayores, las personas con discapacidad, han visto como el derecho a la atención a la dependencia se ha convertido en papel mojado a merced del aluvión de recortes.
Los servicios públicos han perdido buen número de trabajadores y de recursos económicos. Las aulas se masifican. Las tasas universitarias suben. La FP pierde su gratuidad. Las Escuelas Infantiles suben sus precios. Las becas se reducen.
La sanidad ya no es gratuita, ni universal. Se generaliza el repago, al tiempo que se expulsa a miles de personas del sistema público sanitario.
Mientras tanto, suben los impuestos que más golpean a las rentas del trabajo. El de Bienes Inmuebles, el IRPF, el IVI, que aleja también el acceso a la cultura de las personas con menos rentas y hace crecer los precios de bienes básicos.
Sin embargo, no se escatiman recursos para salvar a la banca y para preservar de la quema a las altas rentas. Los regalos fiscales a las grandes empresas y grandes fortunas se mantienen. Se privatizan bienes, recursos y servicios públicos, convirtiéndolos en regalos para unos pocos privilegiados. La economía sumergida y el fraude fiscal campan a sus anchas y el 72 por ciento del fraude se concentra en los más ricos.
Las políticas del Gobierno de Rajoy nos dejan sin futuro. Golpean en todos los lugares. En el empleo, en los servicios público, en los gastos sociales. A la inmensa mayoría de las personas.
Hay otras políticas. Hay otras formas de afrontar la crisis. Hay políticas de inversión, de reactivación del crédito, de empleo, de contención del golpe de la crisis sobre las personas. Hay culpables de esta situación y hay soluciones.
La Huelga General del 14-n es una exigencia, una reivindicación, de una política que centre sus esfuerzos en las personas, para defenderlas frente a la crisis, para buscar soluciones equilibradas y justas para superar este duro momento, para acabar con el paro, para crear empleo y asegurar la calidad de nuestras vidas.
La Huelga General es una apuesta de los trabajadores y de la ciudadanía para obligar a la política a defender nuestro empleo y nuestra vida.
Francisco Javier López Martín