No, digamos no, un año más digamos No. No a la violencia contra las mujeres. Digamos No a esas inadmisibles cifras de mujeres muertas a manos de sus parejas, o de otros hombres.
El 25 de Noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, vuelve a colocar a la política, las instituciones, las organizaciones y a toda la sociedad ante la exigencia de acabar con una lacra que sigue golpeándonos con brutalidad.
De las mujeres muertas por violencia de género, en lo que va de año, sólo una de cada siete había denunciado malos tratos y sólo una de cada diez contaba con medidas especiales de protección.
La crisis y los recortes presupuestarios no pueden ser la disculpa para disminuir la intensidad de las medidas y recursos destinados a proteger a las mujeres frente a la violencia de género. Disminuciones de las partidas presupuestarias destinadas a prevenir y combatir la violencia de género. Políticas que destruyen el empleo de la mujer y endurecen las condiciones generales de vida y trabajo, son el caldo de cultivo de la imposibilidad de hacer retroceder la violencia contra las mujeres.
Se pueden hacer cosas para el cumplimiento de la Ley de protección integral contra la violencia de género. Se pueden mejorar los medios para informar y asesorar a las mujeres. Se puede reforzar la asistencia jurídica, se apoyo y atención a las mujeres víctimas de violencia.
Se pueden mejorar los mecanismos de colaboración entre Administraciones, cuerpos y fuerzas de seguridad al servicio del Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, la Fiscalía, los profesionales sanitarios, educadores y servicios sociales.
Se puede actuar en materia de reforzamiento y creación de los juzgados especializados , intensificando la formación de profesionales como abogados, jueces y fiscales.
Se pueden intensificar las políticas destinadas a impulsar la inserción laboral y social de las mujeres víctimas de la violencia de género, así como aplicar la ley para combatir el sexismo persistente en todos los órdenes de la vida, especialmente en los medios de comunicación, donde la incidencia de la discriminación de la mujer sigue siendo un hecho, pero sin olvidar los necesarios cambios de valores que deben producirse a favor de la igualdad, desde los propios procesos formativos.
En definitiva, no bastan las leyes por buenas que estas sean. Es necesario incrementar la presión y la movilización de toda la sociedad desde la política a los centros de trabajo, desde los centros educativos a la familia, desde las Administraciones a las personas, para combatir la violencia de género y sus consecuencias en vidas destrozadas y muerte.
Por eso, en torno al 25 de Noviembre, volvemos a impulsar movilizaciones, marchas, concentraciones, actos de todo tipo, contra la violencia de género en nuestro país.