Una vez aclarados los conceptos del cheque formación y de la cuenta individual de formación, conviene detenerse en los beneficiarios de estas actuaciones y la financiación de las misma.
Conviene distinguir entre dos modelos. El orientado a grandes grupos, colectivos, o a toda la población. Es decir, cuando el beneficiario es universal, como en el caso de Inglaterra. O el que se dirige a colectivos y grupos específicos, vinculando el acceso a las cuentas de formación a las características de los beneficiarios, como puede ser el caso de personas desempleadas, empleadas en micropymes, mayores de 45 años, personas con bajos salarios, o personas que no han participado en procesos de formación en un determinado periodo anterior, o que no han completado sus estudios.
Así, en Inglaterra, la Cuenta Individual de Formación (Individual Learning Account), se puso en marcha a mediados de 2000, bajo el gobierno laborista de Tony Blair. Su duración fue efímera, pues al año siguiente se descubrió un fraude de 95 millones de euros, una cuarta parte de los recursos totales destinados a la cuenta.
Se trataba de una Cuenta virtual. El trabajador rellenaba una solicitud, se le asignaba un número de cuenta, pero no se realizaba ningún ingreso, sino que se pagaba directamente a los proveedores de cursos de formación, una vez que una empresa gestora privada llamada Cápita, certificaba que todo era correcto. Un elevado número de proveedores cobró por cursos inexistentes utilizando números de cuenta que no habían utilizado los trabajadores.
En el caso de Estados Unidos, la Cuenta Personal de Reinserción ( Individual Training Account) consiste en un cheque de 3.000 dólares, con validez de un año, que se puede destinar al pago de cursos, orientación, o bien otros servicios que faciliten la reinserción laboral de personas desempleadas y con especiales dificultades para encontrar nuevo empleo. Se ha desarrollado experimentalmente en algunos Estados y con diferentes requisitos. En unos casos se exige orientación, en otros no y en otros ni se ofrece como opción.
Por su parte, en Alemania existen los Cheques Länder en Estados como Renania del Norte-Westfalia y Hesse. En el primero se dirige a trabajadores de empresas de menos de 250 empleados que no hayan participado en ninguna actividad formativa alo largo de los dos últimos años. En Hesse existe un cheque de formación paraempleados de PYMES que carezcan de formación profesional completa, o para mayores de 45 años. En ambos casos el cheque cubre un 50 por ciento del coste de la formación, con un tope de 500 euros.
En cuanto a la financiación de las Cuentas Individuales de Formación, depende de cada país. En unos casos es una cantidad igual para todos los beneficiarios y en otros casos, como Ginebra, la cantidad varía, en función de la situación económica, o de la naturaleza y tipo de formación. Según algunos estudios, la media puede situarse entre los 200 y los 500 euros por Cuenta de Formación.
En luegares como Alta Austria, la Cuenta cubre entre el 50 y el 80 por ciento con topes anuales que van desde los 880 euros para formación no certificable dirigida a persona sin empleo y de más de 40 años, hasta los 3.100 euros para mujeres paradas con dificultades específicas para reingresar en el trabajo, pasando por los 2.100 uros para personas sin empleo, con más de 40 años y baja cualificación, que acometen la realización de un certificado de profesionalidad.
En el caso de la Cuenta de Formación Inglesa no se financian los carnet de conducir, ni los máster universitarios, por ejemplo y se financia un 80 por ciento del coste de formación con un tope de 225 euros para trabajadores sin cualificación y un 20 por ciento, con un máximo de 100 euros, para el resto de alumnado.
En cuanto al origen de los fondos destinados a cheques y cuentas de fornación, por lo general proceden de las Administraciones Regionales o Locales, de las empresas, de los propios trabajadores, o de otras entidades. En unos casos son cantidades fijas y en otros cantidades variables en función del tipo de formación o de las características personales. Igualmente pueden cubrir la totalidad, o un porcentaje del coste de la formación.
También varía la naturaleza de la aportación. En unos casos la empresa ingresa dinero en la Cuenta del trabajador, e4n otros casos su aportación es el coste de las horas de trabajo dedicadas a formación. En unos casos el trabajador aporta cantidades a la Cuenta y en otros contabiliza las horas libres que dedica a formación, como ocurre en el caso holandés.
La Administración suele elegir la vía de reducir impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social de empresas y trabajadores, o ingresando en la Cuenta determinadas cantidades. En Estados Unidos, la Cuenta de Formación a lo largo de toda la vida (Lifelong Learning Account) es un modelo con financiación de la empresa y el trabajador. La Oficina para el Aprendizaje de Personas Adultas (Council for Adult and Experimental Learning – CAEL), una entida sin ánimo de lucro, impulsa las iniciativas LILA, caracterizadas por la posibilidad de cada trabajador de tener una cuenta que puede utilizar para formación, que acompaña al trabajador en los cambios de empresa y situación laboral. Incorpora aportaciones de las empresas y trabajadores y cuenta con un Plan Individual de Formación acordado por el trabajador con los orientadores laborales de la Oficina.
Una de las empresas que participa en esta inicativa es IBM, que aporta medio dólar por cada dólar que aporta el trabajador, con un máximo de 1.000 dólares anuales. Si el trabajador deja la empresa, la cuenta le acompaña y puede realizar la formación que desee.
En el caso de España, una empresa de servicios ha puesto en marcha los cheques de formación, con un funcionamiento similar a los cheques gourmet, el denominado Formación Pass. En este caso la empresa compra cheque, los reparte entre sus empleados que los utilizan en alguno de los centros de formación asociados a la empresa de servicios. Si el curso cuesta más, el alumno lo paga de su bolsillo. Son las academias las que remiten los cheques para su reembolso. Este tipo de iniciativa ofrece en su publicidad las mismas ventajas (e inconvenientes) que los conocidos cheques gourmet. Su impulsora es una compañía multinacional francesa, acusada en países como Estados Unidos del pago de bajos salarios e incumplimiento de la normativa laboral.
En cuanto a los costes que se pueden financiar, se corresponden con los costes parciales o totales de los cursos de formación, o de los servicios de orientación, asesoría, incluidos en la Cuenta Individual de Formación. A veces se incluyen gastos como transporte o dietas. No todos los cursos pueden ser financiados, sino los que se establecen límites que tienen que ver con la homologación de los proveedores y las características de la formación.
En el caso de España, la Diputación Foral de Guipúzcoa puso en marcha, en el año 2002 el Crédito de Inserción de Guipúzcoa (Txekinbide) para personas que buscan su primer empleo, mujeres, mayores de 40 años y desempleados de larga duración. una cuenta de crédito por importe de 2.704´5 euros, con los que pagar cuatro tipos de servicios: Formación en centros homologados, tutoría empresarial, tutoría externa y dietas.
El proceso de aprendizaje debe incluir siempre prácticas en empresas y el pago lo realiza el beneficiario con el importe del cheque, pagando la mitad del curso al comienzo del mismo y el resto al concluir la mitad del mismo.
Hasta aquí hemos analizado los conceptos de Cuenta Individual de Formación y de cheque formación. Hemos hablado de sus beneficiarios, la financiación y los coste elegibles para las acciones formativas. Va siendo hora de abordar aspectos de algunas evaluaciones realizadas sobre las Cuentas de Formación y algunas consideraciones sobre su implantación en nuestro país. Pero eso será en otro capítulo.
Francisco Javier López Martín