INTERNACIONAL OBRERA Y TRABAJO DECENTE


Proletarios del mundo, uníos. Es el famoso llamamiento de Karl Marx y Friedrich Engels en el Manifiesto del Partido Comunista.

Proletarios de todos los países, uníos. Trabajadores del mundo, uníos. Son otras formulaciones del mismo lema. El mismo lema que figuraba en el escudo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (USRR).

La Unión Soviética y sus países satélites han desaparecido dejando vivos los aparatos de poder, reconvertidos. En países como la República Popular China, el comunismo es una carcasa que moldea el crecimiento económico de ese inmenso y superpoblado país.

En el nuevo orden mundial no hay proletarios de aquellos cuyo único patrimonio eran los hijos, la prole. No hay obreros. Como mucho trabajadores y en el mejor de los casos profesionales, especialistas, productores. No hay empresarios, sino emprendedores. O, al menos, eso quieren hacernos creer.

Sin embargo la crisis financiera internacional, la primera crisis de la globalización, ha demostrado que el capitalismo de casino es un juego de la ruleta rusa que puede volar la cabeza de países enteros, como Grecia, que vivía ayer una nueva huelga general. Esos trabajadores que no existen como clase, son las víctimas propiciatorias inmoladas en el altar del dios mercado.

Los trabajadores el mundo tenemos que andar de nuevo el camino que nos condujo a crear la I Internacional. En ningún lugar del planeta, los trabajadores y sus organizaciones, podemos mirar de soslayo, las condiciones de vida y trabajo en otros países.

No podemos olvidar que 1.000 millones de personas viven en la pobreza más absoluta. Que 1.450 millones de trabajadores tienen un empleo precario. Que 200 millones de trabajadores se encuentran parados, 23 millones en Europa, casi 5 millones en España y más de medio millón en Madrid.

Por eso hemos fundado una Internacional de Trabajadores, la Confederación Sindical Internacional, la CSI. En su Congreso fundacional en 2006, en Viena, la CSI decidió convocar una Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que se celebró por primera vez el 7 de Octubre de 2008. Un día que, como el 1º de Mayo, permita que todos los trabajadores del mundo nos sintamos unidos en torno a unas reivindicaciones comunes: La lucha por un trabajo decente en todo el planeta. Un trabajo con derechos.

Este año, la 4ª Jornada Mundial por el Trabajo Decente se desarrollará en cerca de 70 países.

En Francia una Marcha silenciosa recorrerá los Campos Elíseos. Convocada por la Intersindical. En Italia, Manifestaciones y actos culturales. En Estonia manifestaciones contra la apropiación por parte del Gobierno de fondos de los trabajadores. En el Reino Unido las protestas se centrarán en los ataques a los servicios públicos. En Alemania reivindicarán específicamente los problemas laborales de los jóvenes.

En otros muchos países europeos como Bulgaria, Hungría, Eslovaquia, República Checa, Rumanía, Moldavia, Rusia, Ucrania, Bélgica, Turquía, Suecia, Finlandia, o Bosnia, se convocan manifestaciones, concentraciones y actos sindicales.

Paros, manifestaciones en Colombia, México, Perú, Brasil, Chile. En Senegal, Argelia, Zimbabue. India o Japón. Indonesia o Bangladesh.

Ante una crisis que devora el empleo, su calidad y sus derechos. Ante una crisis que se ha convertido en la disculpa perfecta para debilitar derechos laborales y sociales, los trabajadores y trabajadoras del mundo no podemos pensar que la solución se producirá en un solo país. Cada país debe hacer sus deberes, combatir sus lacras, el paro masivo, el fraude fiscal, la economía sumergida, el debilitamiento de los servicios públicos esenciales, o la voracidad de los altos ejecutivos. Pero la derrota de los trabajadores en cualquier país, es la destrucción de los derechos laborales de todos.

Este 6 de Octubre, en cerca de 50 ciudades españolas, conmemoraremos la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, manifestándonos en las calles. En Madrid, a las 7 de la tarde, entre la Plaza de la Villa y Sol, junto a millones de trabajadores del mundo, unidos.

Francisco Javier López Martín

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