El Gobierno de Esperanza Aguirre intenta trasladar la imagen de que una conspiración, que en otros tiempos hubiera merecido el calificativo de “judeomasónica y del comunismo internacional”, se opone a sus designios sobre la educación madrileña.
Los judíos y masones ya no son lo que eran. Y en cuanto al comunismo internacional, visto lo visto en la extinta URSS y lo acaecido en el muro de Berlín, no parece ser un fantasma que recorra Madrid.
Puestos a invocar fantasmas, el “PSOE, IU, Sindicalista, “indignados”, y los de la Ceja”, han tomado el relevo, en el imaginario de Esperanza Aguirre, como amenaza fácil de invocar ante unos recortes educativos sin parangón en la enseñanza pública madrileña.
Es cierto que tanto PSOE, como Izquierda Unida, los sindicatos, los indignados y el mundo de la cultura, encabezados por personas como José Luis Sampedro, Juan José Millás, Antonio Muñoz Molina, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Luis García Montero, Joaquín Sabina, Ismael Serrano, Miguel Ríos, Pilar Bardem, o José Luis García Sánchez, entre más de 130 han rechazado los recortes educativos de La Presidenta Aguirre en Madrid.
Y parece cierto que matando al mensajero se pretende negar la existencia del problema y del conflicto. Es un intento que le ha dado buenos resultados a Esperanza Aguirre y que, en estos momentos, en los que el mapa se tiñe de azul, buscar culpables en una conspiración es simple, sencillo y tremendamente eficaz.
Es también cierto que explicar y razonar es más complicado que emitir consignas programadas y repetidas hasta el infinito por decenas de medios de comunicación afines y subvencionados con concesiones y publicidad. Consignas defendidas cada día por tertulianos a sueldo y al dictado.
Sin embargo, el problema no son los mensajeros, sino unas instrucciones de inicio de curso que, ampliando las horas de docencia en los Institutos, condenan a más de 3.000 interinos, al paro en este curso escolar, a los que había que añadir los recortes de personal del año anterior.
Con esta decisión, el Gobierno madrileño renuncia a una cantera de profesionales imprescindible para nuestro futuro como Región. Hay que recordar que muchos de estos interinos han aprobado las oposiciones sin plaza y, año tras año, hasta ahora, han trabajado en la enseñanza pública madrileña.
Una condena al paro, en unos momentos en los que el empleo, tal como nos recuerda la OCDE, debería ser preocupación prioritaria de nuestros políticos, porque el paro en ascenso es el principal problema del país y nuestro primer riesgo.
El aumento de alumnado en la enseñanza pública, unido a la disminución del número de profesores y el incremento de las horas lectivas, que impedirá cosas tan elementales como los desdobles en asignaturas esenciales como inglés o Matemáticas, suponen una irresponsabilidad de Gobierno intolerable, aún más en tiempos de crisis.
Ante la imposibilidad de justificar estas medidas, el recurso fácil es acudir a argumentos como que los profesores trabajan poco y tienen muchas vacaciones, lo cual supone tanto como afirmar que un periodista sólo trabaja cuando emite una noticia y no cuando la prepara. O que Esperanza Aguirre trabaja sólo cuando inaugura, o da una rueda de prensa.
Ante lo impopular de los recortes en educación y lo insustancial del argumentario contra el profesorado, Esperanza Aguirre quema cartuchos contra la oposición del PSOE, e IU, contra los sindicalistas, los indignados y los de la Ceja, incluso intentando identificar a los profesores interinos como profesores de segunda, perfectamente prescindibles, según ella en un esfuerzo desesperado para intentar unir a una parte de la opinión pública no a favor, sino en contra de algo o de alguien, o de todos sin distinción..
En lugar de fracturar aún más a la sociedad, en un momento en el que la crisis crea duras situaciones y hace crecer la tensión social, Esperanza Aguirre debería procurar convertir la educación, la sanidad, los servicios sociales, en baluarte contra unas desigualdades que agudiza la crisis.
Cualquier medida en estos servicios públicos esenciales, debería contar con el máximo de acuerdo y consenso. Sin embargo las famosas instrucciones de inicio de curso, no fueron, no ya negociadas, sino tan siquiera consultadas con los representantes del profesorado.
El Gobierno Regional puede enrocarse y no enmendar este tremendo error. O puede volver a la sensatez, el diálogo, la negociación y la búsqueda del Acuerdo.
Por lo pronto el profesorado ha decidido convocar dos días de movilización en los centros educativos, el 14 y el 22 de Septiembre y dos día de huelga en los institutos madrileños, el 20, 21 y 22 de septiembre. Movilizaciones que la propia Consejería de Educación ha convocado y que tiene la responsabilidad de reconducir por la vía de la negociación y la búsqueda de acuerdos.
Francisco Javier López Martín