El próximo 6 de Octubre, decenas de manifestaciones recorrerán las calles de las principales capitales españolas. Miles de trabajadores y trabajadoras responderán al llamamiento de la Confederación Sindical Internacional (CSI) para reivindicar un trabajo decente en todo el planeta.
La Jornada Mundial por el Trabajo Decente (JMTD) fue convocada por primera vez en el congreso fundacional de la CSI, celebrado en Viena, en el año 2006. Desde entonces, cada año, el 7 de Octubre se ha convertido en un día de movilización de los sindicatos en todo el planeta, reivindicando aquello que nos une a todos los trabajadores del planeta, una vida digna que necesita un trabajo decente.
Los trabajadores debemos tomar conciencia de que el drama mundial exige soluciones internacionales. La crisis ha devorado 40 millones de empleos y deja sin empleo a más de 200 millones de personas. Hay 1.450 millones que trabajan de forma indecente y precaria.
El paro alcanza los 23 millones en Europa y casi 5 millones en España. 1.000 millones de personas viven en la pobreza absoluta, al tiempo que los objetivos del milenio de la ONU suenan cada vez más a declaración hueca de intenciones.
El dinero asignado al cumplimiento de esos objetivos del milenio ha ido a parar, en parte, al saneamiento del sistema financiero.
En esta crisis la obsesión política no son las personas, sino los mercados y los beneficios empresariales especulativos. La educación, la salud, la atención a la dependencia, o los derechos de los trabajadores, pasan al último plano.
No es la hora de las trincheras. Es la hora de la exigencia, la reivindicación y la movilización. Si no hay diálogo, sin negociación, frente a la imposición, sólo tenemos nuestra voluntad y nuestra fuerza para exigir salidas justas a la crisis.
Es la hora de exigir compromisos reales por el empleo. No podemos aceptar recortes salariales, y pérdidas de poder adquisitivo, cuando los beneficios empresariales permanecen descontrolados y no se reinvierten en un sistema productivo más saneado y sólido. Ni cuando la moderación salarial no tiene como contrapeso una regulación de los precios en productos esenciales como la electricidad, el gas, los alimentos básicos o el transporte.
Apostar por el empleo es combatir el fraude fiscal, controlar el injusto tratamiento impositivo de las SICAV, recuperar impuestos como el del patrimonio, o el de sucesiones y donaciones, mejorar la recaudación del IRPF, del que escapan las rentas del capital, o instaurar un impuesto sobre entidades de crédito como han hecho otros países. Sin recursos públicos no hay reactivación económica, ni creación de empleo.
La banca debe ser reformada, bajando los tipos de interés fijados por el Banco Central Europeo. Estableciendo una tasa sobre las transacciones financieras. Renegociando deudas de las familias y empresas y facilitando su acceso al crédito.
Las personas, en la crisis, deben ser lo más importante y, especialmente, los colectivos más golpeados por el paro, como los jóvenes, las mujeres, los inmigrantes, las personas con discapacidad.
El próximo 6 de Octubre volvemos a la calle, para manifestarnos en defensa del trabajo decente. En Madrid, entre la Plaza de la Villa y la Puerta del Sol, a las 7 de la tarde.
Francisco Javier López Martín