EL PELOTAZO DE LAS PENSIONES

Si algo se había salvado hasta este momento del mazazo de la crisis eso era el sistema de Seguridad Social.  Un sistema que en plena crisis sigue generando beneficios, o mejor dicho, superávit.  Un superávit que ha permitido contar con un Fondo de Reserva de más de 65.000 millones de euros, que se invierten en deuda del Estado.  Un sistema que dentro de 15 o 20 años puede estar en riesgo, si atendemos sólo a la evolución demográfica, aunque bien pudiera no ser así, si factores como la tasa de empleo mejoran,  suben los salarios y aumentan las bases de cotización a la Seguridad Social.

Por qué el sistema de Seguridad Social es tan estable.  Muy sencillo, porque hace quince años los partidos y los sindicatos alcanzamos un Acuerdo que se ha revisado varias veces, para irlo adaptando a los nuevos tiempos.   Un Acuerdo, o Pacto de Toledo, con máximo consenso político y social. Recuerdo que en aquellos tiempos, a mediados de los años 90, quienes querían hincarle el diente al sistema público de pensiones para ponerlo en manos de bancos, aseguradoras y mercaderes privados, anunciaban la quiebra del sistema de pensiones precisamente para estos años.  Se equivocaron y lo sabían.  Mintieron.  Como mienten ahora.

Vuelven a la carga, inconscientes, de forma intencionada, de las dificultades por las que atraviesan los Fondos y Planes de Pensiones privados.  Estos sí, afectados por la crisis.  Pero vuelven a la carga, alentados por los especuladores internacionales y de la casa, para hincar el diente, meter la mano, en uno de los pocos instrumentos saneados y resistentes a las crisis.

Lo triste es que Miguel Ángel Fernández Ordóñez (desde el Banco de España), Elena Espinosa (desde el Ministerio de Encomia y Hacienda), intentan recortar gastos en un Sistema de pensiones saneado y sin riesgos inmediatos.

Se han empeñado en recortar más del 25 por ciento del gasto en pensiones por la vía de llevar la edad de jubilación a los 67 años, ampliando los años necesarios para obtener  una pensión contributiva y el número de años contabilizados para calcular la pensión.

Reformar las pensiones debe tomar en cuenta no sólo los gastos futuros, sino los ingresos que deben producirse, de forma que aseguremos pensiones más dignas, a más personas y durante más tiempo.  El futuro no está escrito, puede prepararse con tiempo, como se hizo en el año 95 con notable éxito.

Lo que no es admisible es intentar sembrar la duda, el miedo, el pánico, con el oscuro objetivo de poner en manos de unos cuantos especuladores, el sistema público de pensiones.  Uno de los pocos instrumentos saneados que la crisis no se ha llevado por delante y, por ello, aún más apetecible.  Uno de esos instrumentos de cohesión y justicia social que defenderemos con uñas y dientes.

Francisco Javier López Martín

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