Los árboles de la vida

Es evidente que muchos de nuestros gobernantes han encontrado en la política
una forma de vida y han convertido su permanencia en el cargo en un objetivo
irrenunciable, anhelado, al que dedican todo su esfuerzo diario y ya sabemos
que cuando vuelcas todo tu esfuerzo en conseguir algo y al cualquier precio, es
muy difícil que no lo consigas.
Saben estos nuestros gobernantes madrileños que uno de los métodos más
eficaces es no dejar nunca desatendidos a los poderosos. Ahí tenemos la foto
de Almeida con Florentino, cediendo a precio aparcamientos por los cuales el
Real Madrid obtendrá cuantiosos beneficios, superiores a los 560 millones de
euros.
Sin embargo el Ayuntamiento y la Comunidad saben que el maltrato a los
ciudadanos no tiene costes electorales. Se veía venir hace años, la pandemia
lo impuso y tras la pandemia se convirtió en costumbre. Los madrileños
parecen haber aceptado con resignación que, gobierne quien gobierne,
cometerá tropelías por las que no perderá ni un solo voto.
Por eso Almeida, junto a Ayuso se aprestan a talar árboles a diestro y siniestro.
Total en los últimos años Madrid ha perdido 78.000 árboles convirtiendo a la
capital en una de las peores islas de calor de Europa. El 20 por ciento de los
árboles de Madrid, en perfecto estado, han sido talados para encementar y
hormigonar calles y plazas.
Algunas vecinas y vecinos protestan por las talas indiscriminadas en los
distritos de Retiro, Arganzuela, Madrid Río, o Parque de Comillas, y se
manifiestan cada vez más masivamente contra los efectos indeseables de la
ampliación de la línea 11 de Metro, pero Almeida les contesta con su habitual
chulería con los súbditos, que se vayan a protestar a la ministra de Transportes
que también va a talar árboles en Atocha.
Es cierto que la ministra en cuestión está gafada en las actuaciones derivadas
de su cargo, levantando inútiles vallas que no evitan los ruidos en Atocha,
dejando las cercanías a su libre albedrío, o talando 300 árboles en operaciones
en las estaciones de Atocha y Aluche. Pero ha sido Almeida el que ha
autorizado esas operaciones de tala de árboles.
Los consejeros del gobierno de Ayuso, tapan las vergüenzas de Almeida y el
susodicho cubre las espaldas de la Presidenta. Los primeros justifican las talas
del Ayuntamiento de Madrid y concejales de urbanismo como Borja Carabante
defienden que las manifestaciones vecinales son puro “postureo político” de la
izquierda.
Tan sólo se cortan un poco cuando topan con organismo internacionales como
la UNESCO que les afea la intención de construir un macro-parking de 800
plazas bajo el hospital del Niño Jesús, justo frente al Retiro, en pleno Paisaje
de la Luz, recientemente declarado Patrimonio de la Humanidad.
Tras la queja de la UNESCO, Almeida da un tímido paso atrás y se muestra
dispuesto a moderar los destrozos de su sierra mecánica y los consejeros de

Ayuso explican que no hay para tanto, porque el proyecto definitivo no está aún
aprobado. Así van las cosas por Madrid.
Nuestros gobernantes no han entendido que las vidas humanas, las de los
animales, o de las plantas, las vidas de todos los seres vivos, merecen
atención, cuidado y respeto por parte de nuestra clase política. No lo han
entendido, porque no quieren entenderlo. Porque ellos están allí para
mantenerse intactos. Para convertirse en futuras estatuas que darán sombra en
mitad de calles asfaltadas y plazas hormigonadas.
Es lo que hay, pero no pasa nada, todo seguirá igual en un Madrid cada vez
menos vivo, más extenuado, agostado y caluroso, en el que el árbol de la vida
se va secando, pero con los mismos, inamovibles, inasequibles, altivos y
desdeñosos gobernantes. Todo un ejemplo para España.

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