Educar con Estilo

Mi amigo Manuel, creo que ya he hablado de él en alguna otra ocasión, me envía una noticia aparecida en los medios de comunicación. Parece que el colegio Estilo cierra sus puertas por diversos problemas económicos, entre los cuales figura que los edificios alquilados en los que funciona, han pasado a otros dueños y su futuro inmobiliario en un lugar tan cotizado de Madrid pasa por otros derroteros menos educativos y más lucrativos.

Acompaña mi amigo la noticia con un comentario: Otra baja importante… Y los bárbaros de fiesta. No le falta razón. El proyecto de reconstruir un territorio libre para la educación laica en el Madrid franquista, imaginado por Josefina Aldecoa en 1959, se hunde sesenta años después, acosado por los intereses inmobiliarios y por un Madrid en el que vuelven a patrullar los bárbaros de todas las tribus, engalanados con todas sus pinturas guerreras.

Josefina Aldecoa se había inspirado en su madre y en su abuela, dos maestras amantes de las ideas pedagógicas modernizadoras de la Institución libre de Enseñanza (ILE) para alumbrar su propio pensamiento educativo. Resulta curioso que la ILE acabase sus días, también, sesenta años después de su fundación en 1876, a manos de un golpe de estado militar que pretendia liquidar cualquier intento de modernización, alejarnos de Europa, sojuzgar la libertad, pisotear derechos, aunque para ello hubiera que encarcelar a media España dentro y fuera de los campos de concentración, o fusilarla en las tapias de los cementerios y en las cunetas de los caminos.

Es doloroso que un colegio que siempre alimentó la cooperación, incentivó las ansias de aprender, que enseñó religiones y no una sola religión, dejó fluir la imaginación y la creatividad, fomentó la escritura, la lectura, la investigación, el razonamiento, cierre sus puertas, cuando estas cosas son más necesarias que nunca.

En él se formaron sagas familiares como los Saura, los Buero-Vallejo, los Bardem, los Berlanga, los Ferlosio, las Marsillach. Personajes tan dispares como el funesto Marcos de Quinto, o el polémico Willy Toledo, pasaron por sus aulas. Pero para quienes, en los comienzos de la democracia, comenzábamos nuestra andadura como maestras y maestros en los barrios populares, había unos cuantos colegios de referencia: El Siglo XXI, el Montserrat, Palomeras Bajas, Trabenco, Beata, o el Estilo.

En los centros públicos de Vallecas, o Villaverde, Leganés, Rivas, o Fuenlabrada, hablábamos y ensayábamos estudiar sin libros de texto, las asambleas de clase, la educación a través de proyectos y trabajando en equipo, las salidas al barrio, la implicación de las familias. Porque creíamos que lo importante no era rellenar cabezas con contenidos, sino educar personas y dotarlas de habilidades para vivir en un mundo cambiante con libertad y responsabilidad.

Algunos de estos proyectos se perdieron en el tiempo, o fueron liquidados por otras circunstancias desencadenadas. Otros encontraron mecanismos para la supervivencia. Sin duda hubo aciertos y errores, elementos personales, que permitieron seguir adelante, o facilitaron la caída. Pero cada vez que uno de estos proyectos se cierra, una parte de lo mejor de nuestro país da un salto hacia el pasado.

Seguro que un Ayuntamiento como el de Madrid, una Comunidad como la madrileña, un gobierno como el de España, que cuentan con tantos edificios abandonados y con algunos recursos que son incapaces de gastar y se pierden en los presupuestos, son capaces de buscar una salida  de supervivencia para el colegio Estilo.

Hace décadas lo conseguimos con centros educativos como el Trabenco y algunos otros. Recientemente lo hemos conseguido, recuperando desde la Complutense, el Colegio Mayor San Juan Evangelista. Hoy no deberíamos de hacer menos para salvar proyectos educativos innovadores y libres como el que representa el Estilo. Proyectos que, cuantos más años cumplen, más riqueza social nos aportan. Más defensas contra la barbarie.

Deseo poder escribir pronto sobre esas soluciones que seguro que existen y nuestros gobernantes están dispuestos a poner en marcha. Van a comenzar su andadura y seguro que quieren hacerlo con buen pie.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *