La universidad como negocio

El Gobierno de Madrid, en el último momento, justo antes de la disolución de la Asamblea de Madrid, ha decidido hacer algunos regalos, de esos que terminan abriendo puertas giratorias, en forma de libro de favores pagaderos en un futuro inmediato. Así, se han aprobado tres nuevas universidades privadas. Dos de ellas son fruto de procesos de secesión desencadenados en centros dependientes de la Universidad Complutense y de la Rey Juan Carlos.

Muy poderosos intereses tienen que estar en juego para que, pese a los informes desfavorables del Consejo Universitario de la Comunidad de Madrid, de la Fundación para el Conocimiento Madri+d, o las alegaciones presentadas por todos los rectores de las universidades públicas, el gobierno haya sometido a la Asamblea de Madrid a la presión de que los grupos del PP y Ciudadanos hayan aprobado una decisión que ha sido recurrida ante los tribunales y que ha sido admitida a trámite por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Por pura prudencia, convendría haber aplazado la decisión, pero la soberbia de las Administraciones hace que siempre prefieran pagar con dinero público y a posteriori, los costes de sentencias perdidas. Como nadie asume las irresponsabilidades políticas con dimisión, inhabilitación, multas, o condenas  personales, los gobernantes siguen a lo suyo y ya pagará la Hacienda Pública, que como se han encargado de explicarnos, somos todos.

Madrid tendrá 6 universidades públicas, sin contar la sede central de la Universidad a Distancia (UNED), o la Internacional Menéndez y Pelayo, que son de competencia estatal. Las titulaciones de grados y máster que van a ofrecer estas tres nuevas universidades no suponen novedad alguna y, en todo caso, producirán duplicidades y derroche de recursos.

Además, como bien dicen los Rectores y quienes han emitido informes sobre el asunto, esos centros no merecerían el nombre de universidad, si tenemos en cuenta que su oferta de grados, máster y doctorados es muy limitada, entre otras cosas porque todas ellas son centros adscritos a universidades públicas madrileñas. Tienen profesorado especializado en determinadas materias, pero eso no justifica la creación de tres nuevas universidades.

En su conjunto son 4.000 alumnas y alumnos que pasarán del sistema universitario público al negocio privado. El resultado global será desastroso. En universidades madrileñas estudia el 18´66 por ciento del alumnado universitario de todas España. Ya es una cifra muy importante. Pero es que con estas nuevas universidades entregadas al sector privado, Madrid va a tener el 33 por ciento de todas las universidades privadas de España. Una de cada tres universidades privadas estará en Madrid.

Dicho de otra manera. Los gobiernos del PP, a lo largo de los últimos veinte años, han convertido la Región en un campo de expansión del negocio universitario privado, que nada tiene que ver con lo ocurrido en el resto de España. En estos años se han triplicado el número de alumnas y alumnos en la universidad privada.

Desde el año 2012 las universidades públicas han dejado de recibir cerca de mil millones de euros (exactamente 995). Las universidades públicas se ven obligadas a pleitos con el Gobierno Regional. Pleitos que las universidades se han acostumbrado a ganar, originando sentencias que van siendo pagadas a plazos por la Comunidad de Madrid. Se difiere el gasto, se emponzoña el ambiente, se deterioran impunemente los recursos de la universidad pública. Y aún así, la universidad pública sigue siendo ampliamente preferida por la calidad de sus estudios y de sus titulaciones.

La universidad pública es el depósito seguro de los valores del estudio, de la formación de profesionales cualificados, de la igualdad de oportunidades que no depende del dinero y la cohesión de la sociedad, cada vez más amenazada.

Entramos en precampañas y campañas electorales y serán muchas las cosas importantes que ocupen el tiempo de los candidatos y candidatas. Que si banderas por aquí y lazos por allá. Que si toros y que si flautas. Que si pedimos perdón a México, o simplemente les damos la gracias. Que si compramos armamento para uso doméstico y nos liamos a tiros.

Ya sé que, para nuestros políticos, son cosas muy importantes, pero para todos los demás lo son bastante menos. Nos interesa más un futuro de libertad, igualdad y convivencia para nuestras hijas y nuestros hijos. Y ese futuro se dirime, en buena parte, en la educación y en un sistema universitario con el cual no se debería jugar.

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