Los bárbaros del nuevo Norte

Tenemos nuevo alcalde en Madrid. Tras un paso por la izquierda, en el que se han saneado las cuentas de la capital y pagado a los bancos buena parte de las deudas contraídas, la derecha ha vuelto a tomar las riendas del gobierno municipal. Se puede ganar por casualidad, pero casi siempre se pierde a causa de tus propios errores.

Uno de los grandes debates del momento parece ser el de si para llegar al gobierno de la triple alianza deberían haber aceptado la el apoyo y la presencia de la ultraderecha, contraviniendo las prácticas de los partidos democráticos europeos.

Otro tema de gran interés es saber en qué quedará Madrid Central. Hasta el nuevo presidente de CEIM ha llamado a compatibilizar la sostenibilidad medioambiental con la solución de las trabas que pueden haber sufrido algunas actividades económicas ubicadas en el centro.

Yo mismo, en el momento de implantación de Madrid Central, recordé que, si no se previene, la peatonalización y limitación del tráfico en determinadas áreas centrales, termina convirtiéndolas en centros comerciales llenos de gente (gentificados), un decorado para la invasión masiva de consumidores compulsivos.

Luego, llega la gentrificación, la transformación de los centros urbanos en parque temático, hotelero, nuevos restaurantes y viviendas de lujo. Se rehabilitan viviendas, suben los precios de la compra y el alquiler Se termina expulsando a la población nativa, que es sustituida por élites nuevas venidas a más. Coincidía en esta apreciación con urbanistas, vecinos y hasta con algún sindicato. Madrid Central sí, pero previniendo esos riesgos. Construyendo nuevas centralidades en los barrios que eviten la degradación de la periferia.

Pero, con todo, creo que el gran problema de Madrid no está en el centro de la capital. En cuanto a la presencia de la ultraderecha, no es un problema  exclusivamente madrileño, sino derivado de las insuficiencias que habitan en los partidos de la derecha y que les impiden ver lo que a cualquier europeo sensato no se le escaparía. Lo aprenderemos, desgraciadamente, demasiado tarde, como siempre.

Lo que sí creo que constituye un problema específicamente madrileño, del que nadie habla, ni debate, es la montaña de desequilibrios que se avecinan por el Norte y que pueden aplastar nuestro futuro, propiciando el surgimiento de una ciudad fracturada, dos ciudades en una, polarizadas y, probablemente, enfrentadas.

La operación Chamartín, rebautizada como Madrid Nuevo Norte, debería consistir esencialmente en tapar las vías del tren, conectar barrios, crear espacios dotacionales, deportivos, culturales, administrativos. Construir viviendas públicas y de alquiler a precios tasados, crear espacios verdes. Lo mismo vale y deberíamos desear para la remodelación del colindante Paseo de la Dirección que rodea Tetuán, o Valdeacederas.

Pero nada será así, si nadie lo defiende. Se anuncian gigantescas torres, complejos de oficinas, sedes finacieras, viviendas de lujo. Los bancos y las grandes constructoras ya venden sobre plano en medios de comunicación y redes sociales, las bonanzas del Madrid que va a nacer en el Norte. Visite la maqueta. Viva en la zona privilegiada de Madrid. Tenga su oficina en el nuevo Manhatan. Algunas viviendas sociales se construirán en los límites geográficos del proyecto y santas pascuas. Aquí paz, después gloria y mucho dinero, por supuesto.

En esto no había grandes confrontaciones. Unanimidad de todos los partidos, menos de algunos socialistas como Manuel de la Rocha, batido en las primarias por el candidato de La Moncloa, o como esa candidatura de la izquierda no errejonista que no obtuvo concejal alguno. Mucho puede el dinero, mucho se le ha de amar.

No me gusta ese Madrid de ricos de medio pelo en el Norte, con todas esas oficinas, centros financieros, viviendas le alto precio y organismos de la élite administrativa y económica. No me gusta la condena del Sur y la periferia a ser convertidos en almacenes de distribución de Amazon, como se planifica ya en Villaverde, playas de desembarco de casas de apuestas y macrodiscotecas de garrafón y botellón en polígonos industriales reconvertidos, donde aplacar la sed de vida de nuestros jóvenes.

Al final tendrá razón el inolvidable Georges Bernanos, cuando nos recordaba que la proliferación de partidos sólo puede complacer la vanidad de los imbéciles que sienten la satisfacción de creer que escogen, cuando cualquier dependiente de un gran centro comercial sabe que, tras ser atraídos por los escaparates, las ofertas y las rebajas de temporada, llenos los carritos de productos de todo tipo y tras haber agotado la paciencia de los vendedores y reponedores, todos terminan pasando por la misma caja.

A lo mejor me equivoco, pero dadle una vuelta y ya me decís. Atentos a los nuevos bárbaros del Norte que se avecinan.

2 Comments

  1. Alberto

    Javier, sería muy instructivo que intentase conocer mas y mejor el proyecto de Madrid Nuevo Norte. Deduzco de su escrito, que conoce mas bien poco todo el desarrollo planteado. Hoy día, surgen muchísimas personas que parecen conocer mejor las necesidades de esta zona, sin ser de la zona y sin ser, por supuesto, ingeniero y/o arquitecto. Solo recordar que, este proyecto, fue incentivado y desarrollado por Carmena y su equipo de gobierno. Es difícil que un proyecto de tal magnitud guste al 100% de las personas, pero este es sin duda, el mas equilibrado de los presentados hasta la fecha. Le escribo como ingeniero y por supuesto, con toda la humildad del mundo y como vecino también de la zona en cuestión. Saludos.

    1. javierlopez

      Respeto su opinión, pero me parece que urbanísticamente es un auténtico desastre. Una manera moderna de entender el modelo fracasado d desarrollo madrileño: ladrillo y tráfico de suelo. Lea a Mangada, Gago y tantos otros urbanistas y arquitectos. Sólo permitirá el mayor enriquecimiento de unos pocos que ya son suficientemente ricos.

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