7OCT Trabajo decente

Aún recuerdo aquella primera vez en la que la Confederación Sindical Internacional (CSI) convocó la Jornada Mundial por el Trabajo Decente (JMTD), el 7 de Octubre de 2008. Fue algo así como cuando el Año Nuevo va llegando durante 24 horas a cada país del mundo, en función de los husos horarios de cada uno y vamos viendo la sucesión de fiestas y fuegos artificiales que acompañan el recibimiento.

De la misma manera, la página web de ITUC-CSI (International Trade Union Confederation) iba dando cuenta de las concentraciones, manifiestos, mítines, festivales, encuentros, manifestaciones convocadas por los sindicatos, que se iban produciendo en cada país del planeta para reivindicar la decencia del trabajo.

El Trabajo Decente es un concepto acuñado por la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Su Director General, Juan Somavía, presentó en 1999 una Memoria titulada precisamente Trabajo Decente. El término pretendía desarrollar cuatro objetivos de trabajo en todo el planeta: crear nuevos y mejores empleos, defender los derechos en el trabajo, conseguir mayor protección social y promover el diálogo social entre empresarios, trabajadores y gobiernos.

La propuesta fue recogida en la convocatoria de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente (JMDT), por las organizaciones sindicales confederadas en la ITUC-CSI, creada recientemente, en el año 2006 en Viena que fusionaba dos grandes confederaciones sindicales internacionales, la CIOSL y la CMT, junto a otras federaciones nacionales que no formaban parte de  las organizaciones sindicales internacionales de origen cristiano, socialista, o comunista.

Habrá que esperar al año 2015 para que las Naciones Unidas, en su Asamblea General, conviertan el Trabajo Decente y sus cuatro objetivos en elementos centrales de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, cuyo Objetivo 8 habla expresamente de empleo productivo y trabajo decente como elementos que impregnan cada objetivo de desarrollo.

Este año la JMTD viene marcada por los efectos de la pandemia de la COVID-19. El mundo ha perdido 255 millones de empleos a tiempo completo, a los que hay que añadir 130 millones de puestos de trabajo amenazados y todo ello sin tomar en cuenta la destrucción de millones de empleos desregulados, informales, sin contrato de trabajo, sin derechos, sin protección social.

Hay países como España y otros países desarrollados que han puesto en marcha medidas que han permitido salvar empleos, mantener ingresos y sostener la protección social, pero esto no ha pasado en todos los lugares del planeta, lugares donde las políticas públicas no existen, o son muy débiles.

El sindicalismo mundial, este 7 de Octubre reivindica la creación de 575 millones de nuevos empleos y que se transformen en formales 1000 millones de empleos informales, sin contratos, sin derechos, sin protección. Empleos que contribuyan a corregir las brechas de género que permiten que la tasa de empleo femenino se encuentre por debajo del 50% y 27 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres.

El mundo necesita invertir en pleno empleo, en derechos laborales, en formación y cualificación, en igualdad de trato, en definitiva, el mundo necesita más que nunca, una apuesta decidida por el Trabajo Decente que saque a millones de personas de la pobreza y que asegure la dignidad de las vidas trabajadoras.

En España no somos ajenos a estas lacras, a la temporalidad, la precariedad laboral, superiores al 26%, o el paro juvenil que roza el 35% entre los menores de 25 años, al tiempo que las mujeres, con tasas de empleo inferiores a los hombres, siguen siendo mayoría entre las personas paradas.

Nuestro Salario Mínimo Interprofesional (SMI) necesita un empujón definitivo para llevarlo a los 1.049 euros que supondría el 60% del salario medio. De otra parte vivimos en un país en el que la economía sumergida da lugar a trabajo informal que hay que regularizar y formalizar, al tiempo que los falsos autónomos siguen siendo habituales en algunos sectores como el de la economía de plataforma.

Vivimos en un país que aún no ha reconocido y suscrito el convenio 190 de la OIT sobre violencia y acosos en el trabajo, ni el 189 sobre trabajo doméstico. Una situación que conduce a la pervivencia de las brechas salariales y laborales entre mujeres y hombres.

Este 7 de Octubre el sindicalismo exige que las inversiones de futuro y el destino de los fondos de recuperación europeos se dirijan hacia la consolidación y creación de empleo de calidad, estable y con derechos. Exigen que el Trabajo Decente se convierta en una prioridad para los gobiernos, las fuerzas políticas y  las organizaciones empresariales y sindicales. La base de un nuevo acuerdo social  que asegure la justicia, la libertad y los derechos en todo el planeta.

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