Una placa para Largo Caballero

Sitúate. Estamos a 20 de octubre del año 2020. Te puedes imaginar, en plena pandemia que desde marzo mantenía en vilo a toda España y a sus gentes aterrorizadas con el “bicho”. De esa guisa andábamos entre brotes y rebrotes, confinamientos y desconfinamientos. Uno de los periodos más extraños de cuántos nos ha tocado vivir.

Y en mitad de aquel estropicio, con miles de mayores muriendo en las residencias, hasta 7291cuentan algunas fuentes y con decenas de miles de personas de todas las edades en Madrid, quién iba a prestar atención a que unos operarios municipales, externalizados, subcontratados, o totalmente precarizados, se liaban a martillazos con una placa instalada en la fachada de Junta Municipal de Chamberí.

Resulta que en un pleno municipal el Partido Popular, siempre sometido a los designios de VOX y, por aquel entonces también de Ciudadanos, decidió dar el visto bueno, aprobar y poner en marcha los mecanismos para que una placa conmemorativa, en la fachada de la Junta Municipal, fuera retirada.

La placa recordaba el nacimiento de un Presidente del Gobierno español,

 

1869 MADRID 1946

A

FRANCISCO LARGO CABALLERO

TESTIMONIO VIVO

DE HONESTIDAD Y ENTREGA

AL SERVICIO

DE TODOS LOS TRABAJADORES

El Ayuntamiento le recuerda

en el lugar donde nació

MARZO 1981

 

Así rezaba la placa y así vuelve a rezar desde que el Tribunal Supremo ha dictado sentencia y obligado al Ayuntamiento de Madrid a reponer la placa, tras cinco años de litigios.

Destrozar a martillazos nuestra historia tiene lo suyo. Resulta infame intentar acabar con la memoria de la ciudadanía madrileña, que el primer ayuntamiento democrático quiso preservar allá por 1981, cuando decidió instalar la placa, siendo Enrique Tierno Galván Alcalde de Madrid, por el Partido Socialista y Eduardo Mangada Primer Teniente de Alcalde y Concejal de Urbanismo, por el Partido Comunista.

Los actuales gobernantes del Ayuntamiento rompieron la placa a martillazos, sin previo aviso, con premeditación y alevosía. Tal vez, hasta con saña. Han repuesto ahora la placa en su lugar, a la fuerza, con desgana y sin acto público alguno, sin reconocimiento alguno. Obligados por una sentencia judicial que tienen que acatar y cumplir.

Reinstalan la placa sin dar aviso previo a los  afectados, a los demandantes, a los defensores de la memoria de Largo Caballero, nacido en Chamberí, vecino de Tetuán, diputado en las Cortes por Barcelona y por Madrid, Ministro de Trabajo, Ministro de la Guerra, Presidente del Gobierno, siendo Presidente de la República Manuel Azaña, Secretario General de la UGT y Presidente del PSOE. Méritos no le faltan a este obrero para ser reconocido por su ciudad.

Sin embargo, la vicealcaldesa de Madrid, de cuyo nombre no puedo acordarme, disculpó el oscurantismo, el secretismo, la falta de publicidad, la negativa a rendir homenaje alguno a Largo Caballero, aduciendo que se jactaba de decir que no creía en la libertad, y que no es ningún referente de nada.

La ignorancia es atrevida. En muchas ocasiones insultante y descarada. Absolutista cuando pretende que una forma de entender y ver las cosas sea la única aceptable, permitida y reconocida. La ignorancia termina siempre por renegar de la democracia y acogerse al sectarismo y la mentira.

Ignora la vicealcaldesa que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es el más antiguo de las Españas. El partido socialista más longevo de Europa tras el partido socialista alemán. Ignora que, no sólo para los socialistas, sino para todos los españoles, hay algunas figuras socialistas históricas que merecen ser recordadas.

Pablo Iglesias fue el fundador del partido, allá por 1879, en aquella taberna cercana a la Puerta del Sol que aún conocemos como Casa Labra. Julián Besteiro que aportó conocimiento, sabiduría, honestidad, inteligencia y que se quedó en Madrid, renunció al exilio al terminar la guerra y pagó con la cárcel y con su vida su atrevimiento.

Fernando de los Ríos fue el hombre que apostó por la educación, por la Institución Libre de Enseñanza, por la sensibilidad hacia la cultura y los artistas. En cuanto a Largo Caballero fue el obrero de acción, bregado en numerosas luchas, que supo unir bajo su gobierno a republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas.

Todo aquello le labró fama de hombre de acción, hombre de izquierdas, duro, radical, que le valió el apodo de Lenin español. Sin embargo, su gobierno no duró mucho y pronto la República se abalanzó hacia el desastre absoluto frente a un ejército profesional, entrenado en la matanza de rifeños y alimentado por las potencias fascistas, mientras el resto de países europeos bailaban el agua a Hitler, en un intento desesperado de esquivar la inevitable Guerra.

Perdida la guerra, Largo Caballero, como cientos de miles de españoles, buscó refugio en Francia hasta ser detenido por la policía del gobierno de Vichy, entregado a la policía política alemana, la Gestapo y trasladado al campo de concentración de Sachsenhausen, en Oraniemburg, al Norte de Berlín.

Acabada la Guerra Mundial y liberado el campo por los rusos, quedó bajo la protección soviética, a la que prefirió renunciar y encaminarse a París, donde acabó muriendo a finales de marzo de 1946. En su lecho de muerte nos legó estas reflexiones que ponen colofón a toda su existencia:

-Hace años, en un mitin celebrado en el Cine Pardiñas, en el que hablamos Saborit, Besteiro y yo y cuyos discursos se publicaron en un folleto, decía yo que si me preguntasen qué quería mi respuesta sería ésta: ¡República! ¡República! ¡República! Si hoy me hicieran la misma pregunta contestaría, ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!

Es mezquino destrozar la historia a martillazos. Es obra de mediocres sentar juicios sin conocimiento alguno de la historia. Murió Francisco Largo Caballero, consecuente hasta el final con sus ideas, pagando el precio de la derrota, el exilio y los campos de concentración nazis. Murió en brazos de la Libertad. La única libertad posible, hija de los derechos, la justicia, la paz, la igualdad y la solidaridad.

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