En esta España de todos los demonios nunca tuvimos demasiados derechos laborales. Siempre a remolque, en el furgón de cola de eso que algunos llaman nuestro “entorno europeo”. Nuestros salarios siempre han sido más bajos, nuestras jornadas más largas, nuestros contratos más temporales, por más que en una revolución nominalista...