Las casualidades, las leyendas y Almudena

Cuentan que en el poemario Habitaciones separadas (1994), de Luis García Montero, podemos encontrar un poema titulado Aunque tú no lo sepas, dedicado a Almudena Grandes. Los poetas suelen pronunciar estos encantamientos, sortilegios, conjuros, a los que llamamos poemas y que pocos, incluidos los artífices de otros tipos de creaciones, pueden sortear. Luis y Almudena se casaron en 1996.

Y cuentan también que Enrique Urquijo le pidió a su joven amigo Quique González que compusiera un tema para incluirlo en su nuevo disco con Los Problemas. Quique se topó con el poema de Luis y en él se inspiró para el tema Aunque tú no lo sepas. El disco salió a la calle en 1998 y la canción del veinteañero Quique se convirtió en la gran canción de Enrique Urquijo antes de su muerte en 1999.

Aunque tú no lo sepas es un emblema de la música española, una de las mejores canciones que nos dejó la movida madrileña y sus últimos rescoldos, en aquellos años 90. Interpretada por Enrique Urquijo y por Quique González juntos y por separado, versionada más tarde por grupos como El Canto del Loco, o Los Secretos, músicos, corales, o la actriz Clara Lago en la película Tengo ganas de ti.

Pero aún antes de todo ello, Almudena Grandes había dado contestación al poema que le había dedicado Luís y había escrito un cuento llamado El vocabulario de los balcones, que incluyó en su libro Modelos de mujer (1996), un precioso relato en el que se nos cuenta la relación entre un hombre y una mujer muy distintos que encuentran la forma de amarse, de romper el bloque del tiempo atrapando sus miradas en los balcones.

Un diálogo de miradas que inspira, a su vez, a un director de cine, Juan Vicente Córdoba, para filmar una película llamada Aunque tú no lo sepas. Un diálogo que marca la vida y el trabajo de Luis y Almudena hasta el punto de que cuando alguien quiere rodar un documental sobre la poesía de Luis García Montero, el título elegido es Aunque tú no lo sepas.

Ni una sola casualidad, la leyenda de dos enamorados por las calles de Madrid, entre sus edificios, en sus bares, los labios de whisky y esos cuentos, esas novelas, esos poemas, con los que fueron rellenando las páginas de sus vidas, entre amigos, a mitad de camino entre los espacios urbanos y la serenidad de los paisajes gaditanos.

Hoy, cuando acaban de enterrar a Almudena y veo a Luis besando uno de sus libros antes de depositarlo sobre la tumba, la música de aquella canción hace saltar las lágrimas y provoca que me sienta parte de un inevitable destino de pérdida, de fugacidad, de final inevitable, cuando haya transcurrido ya todo nuestro tiempo, el que cada uno tiene asignado, cuando todas las historias hayan sido ya contadas.

Hoy, no tengo otra forma de vencer a la muerte que comenzar a escribir la leyenda de Almudena y de su amante Luis. No soy el único. Cuantos ayer acudieron con un libro al Cementerio Civil, los que leyeron un poema de Luis, un fragmento de novela de Almudena, cuantos escucharon Aunque tú no lo sepas, cuantos permanecieron paralizados en el dolor, el asombro, la incredulidad de la noticia escuchada en la radio, en la televisión, corriendo por las redes sociales, comenzaron el duelo y la tarea de cuidar la memoria.

No soy el único. Ayer recibía una llamada desde La Cala del Moral, en Rincón de la Victoria, Málaga. Un grupo de mujeres, empeñadas en defender las moreras de la Cala de la voraz e insaciable tala impulsada por los intereses inmobiliarios y sus gobernantes municipales, han decidido dividir su Certamen Literario Internacional Gloria Fuertes y el mundo de los árboles en dos Certámenes Internacionales, el de Relatos Almudena Grandes y el de Poesía Gloria Fuertes.

Y cuentan estas mujeres que la vida hizo que Gloria y Almudena murieran un 27 de noviembre y por eso esta fecha se convertirá cada año en el día de presentación de los relatos y los poemas seleccionados para su publicación.

Las casualidades no existen, me enseñó un buen día Indio Juan, las leyendas se construyen a la medida de quienes las merecen y Almudena conquistó los corazones de tantos vencidos y olvidados de este mundo que su recuerdo será imborrable y su nombre será leyenda.

Hasta siempre Almudena.

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