Madrid es el centro geográfico, centro absoluto del poder político y judicial español, junto con los principales medios de comunicación. Me lo dice un pariente catalán, nacionalista, independentista, para el cual esta afirmación debe ser parte esencial de su cosmovisión (su weltanschauung).
Según parece, no hace sino dar continuidad a esa percepción tan italiana de las cosas que lleva a proclamar, ante cualquier adversidad, Piove, porco Governo!, algo así como, Llueve, ¡Gobierno de cerdos!
Existe otra variante, Piove, governo ladro!, no menos contundente y muy aplicable a los tiempos de corrupción que se han instalado por las cuatro esquinas de España y que se ejecutan utilizando las cuatro lenguas patrias (quizá menos el vasco, porque los corruptos son de mente cerrada y poco dispuestos a aprender lenguas complicadas y difíciles. Con aprender el contundente Tres por ciento, el mágico Tres por cento y el elegante y cautivador Tres per cent, ya te mueves bien por España entera y, decididamente, no es necesario aprender a pronunciar Hiru ehuneko).
Además, estas fórmulas mágicas se pueden enunciar en positivo y en negativo: Non piove, porco Governo! o Non piove, Governo ladro! Así, llueva o no llueva y a sabiendas de que Nunca llueve a gusto de todos, siempre viene a cuento echar las culpas al maestro armerode turno, que invariablemente está en Madrid. Madrid es el mantra que permite iluminar el camino y que entonan cuantos ya no saben cómo enmendar los desastres que, en muchos casos, ellos mismos han provocado.
No funciona la atención a la dependencia… Porco Madrid. Hay listas de espera sanitarias… Madrid nos mata. Hay aulas sobrecargadas de alumnado… Madrid nos roba la cultura. Hay corrupción… Nos roba Madrid. No se invierte en transporte público… Todo para Madrid. Nuestro empleo es malo y miserablemente pagado… el gobierno de Madrid. Da igual que muchas de estas materias se encuentren transferidas. Siempre cabe argüir que no mandaron dinero suficiente… Madrid lladro.
Dicho lo cual, podría continuar intentando emular a Albert Pla y escribir una carta troleada, una carta trampa, llena de mentiras sobre las maldades de Madrid. Pero Albert es un maestro de la provocación, al que, como bien presume él mismo, en justo reconocimiento, han terminado echando hasta de la CNT.
No elegiré esta vía para continuar el artículo, no por miedo a ser echado de ningún sitio (sólo podrían intentar echarme de mí mismo y en eso me he ganado, no sin rasguños, mi independencia), sino porque nunca seré tan bueno como él (ya lo siento) en ese arte del monólogo sarcástico, tierno y cruel al mismo tiempo. Nunca le alcanzaré.
Me conformaré con recordar, a quienes tiran de Madrid para justificar la maldición de la lluvia, o la sequía, que este Madrid del que hablan tenía, hasta hace bien poco, un rey nacido en Roma. Que el dictador que le precedió era gallego de El Ferrol (un día me entretendré en detallar el peso de la idiosincrasia ferrolana en el caso del caudillo). Que el primer Presidente de la democracia era abulense y que los ha habido sevillanos, algún nacido en Madrid emigrado a Valladolid, un astur-leonés y de nuevo un gallego.
Vale que José María Cuevas nació en Madrid, pero el primer Presidente de los patronos de CEOE, fue un barcelonés, Ferrer Salat y el último otro barcelonino, Juan Rosell.
Samaranch, podría haberlo sido todo en Madrid, pero prefirió ser presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) durante veintiún años, entre 1980 y 2001. Nació y murió en esa Barcelona a la que ayudó a ser olímpica. Pero antes fue falangista de joven y luego franquista de corte más nacional que nacionalista. Pasó por la embajada de España en Rusia y consiguió que la imagen de la Virgen de Montserrat tuviera su altar en una iglesia de Moscú. Poco después lamentó con amargas palabras la muerte del dictador, al que consideraba uno de los jefes de Estado más importantes del siglo XX y creó un partido franquista al que llamó Concordia Nacional.
El Presidente de la Conferencia Episcopal es de Avila y el arzobispo de Madrid, un cántabro. Y qué decir de los partidos políticos. Cierto que los líderes del PSOE y Podemos son madrileños. Pero el del PP es compostelano afincado en Pontevedra. El de Ciudadanos viene de Barcelona. El de Izquierda Unida nació en Logroño, de padres malagueños y desde la provincia andaluza se lanzó a Madrid.
En cuanto a los sindicatos, qué decir de una UGT cuyo primer secretario general en la democracia vino de Baracaldo (Nicolás Redondo), el segundo era extremeño-andaluz (Cándido Méndez) y el tercero astur-catalán (Pepe Álvarez).
En cuanto a mi sindicato, CCOO, las cosas no son muy distintas. Marcelino nació en un pueblecito de Soria, hijo de ferroviario. Antonio Gutiérrez salió de Orihuela, como antes lo había hecho Miguel Hernández. José María Fidalgo es de León. Hasta hace bien poco nos dirigía un gallego de El Ferrol (Toxo) y ahora un vasco de Barakaldo, de familia originaria de Valladolid. Obsérvese que este último Secretario de CCOO, Unai Sordo, nació en el mismo lugar que Nicolás Redondo. Este en el 27 y aquel en el 72. No hay casualidades. Algo querrá decir.
Podríamos seguir por los bancos. Al frente del BBVA, un cántabro, como cántabros los Botín que gobiernan el Santander y el bilbaino Goirigolzarri preside Bankia. Inolvidable el manresano Isidre Fainé, al frente de Gas Natural-Fenosa, Caixabank-La Caixa, la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), numerosos bancos y organismos internacionales y sus meritorios sillones en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y en la Real Acedemia de Doctores de España.
En el capítulo de las multinacionales, la omnipotente y omnipresente Sol Daurella, la Presidenta de Coca-Cola, es barcelonesa y tan pronto coquetea con el independentismo, como concede premios desde el patronato de la Fundación Princesa de Asturias, en el que tampoco podía faltar Isidre Fainé. Para terminar, sin ánimo de exhaustividad, la Presidenta de Microsoft España, Pilar López Álvarez, nació en Astorga, se formó en la Universidad Pontificia de Comillas y tras una intensa y veloz trayectoria internacional y nacional ha sido elegida leonesa del año.
Vistas así las cosas, cuando se habla de Madrid convendría pensar en un foro de encuentro, el meeting point, punto d´incontro, punt de trobada, punto de encontro, topagunea, de personajes venidos de toda España. Si no existiera Madrid, decididamente, habría que inventarse uno a modo de ágora. Dicho de otra manera, sin Madrid, España sería un donut, con un agujero negro en el centro.
Otra razón para no imitar a Albert Pla, escribiendo una carta irónica y sarcástica, pidiendo perdón por la existencia de Madrid. Porque Madrid existe, tan sólo, ya lo dijo Machado, como rompeolas de todas las Españas. Madrid existe, para hacer realidad una greguería de Ramón Gómez de la Serna: Una pedrada en la Puerta del Sol mueve ondas concéntricas en toda la laguna de España.