Suelo poner una foto en cabecera. En esta ocasión la foto está por hacerse. Imagínala tú.
No es sarcasmo. Que alguno, más que alguna, pensará que no viene a cuento el deseo, con la que está cayendo y consciente como es uno de que el deseo lleva camino de ser sólo eso, ingenuo deseo, sin base sólida alguna. Para algunos y algunas sobre todo, según en qué casos, puede, efectivamente, sonar a sarcasmo, tan anegados por la crisis que no cesa, han quedado sus lares, su familia, sus vidas. Esas vidas, que son lo único cierto que tenemos, aún tan inestables como son. Esas familias que son casi lo único que queda cuando todo lo demás ha desaparecido, ya sea trabajo, ahorros, vivienda, o cualquiera otra posesión, o posición, que hubiéramos alcanzado.
Entiéndase, así pues, este Feliz Año 2011, como lo que es. Un deseo, un estado de alerta, o de alarma. Un grito de guerra, o de rebeldía. Un programa revolucionario en extremo, dados los tiempos que corren (ya lo dije, pero lo reitero). Entiéndase como un compromiso compartido, con mucha gente aún dispuesta a pelear su libertad y sus derechos, amenazados por los mercaderes de vidas, empeñados en convertir en oro la sangre humana, el sudor de las gentes, las lágrimas que trae la vida. Todo una inmensa fuente de negocio, de riqueza. Es nuestra vida su cuerno de la abundancia.
Entiéndelo bien, como lo que es. como la nostalgia anticipada y compartida, de lo que debe ser, de lo que podemos aún ganar o perder, de lo que tendremos que convertir en vida, o permitir que se nos escape de las manos para nosotros y nuestros hijos y nuestras hijas. Entiéndelo bien, de igual a igual, sin complejos. Con miedo, pero sin resignación…Al 2011. A crearlo, acariciarlo, zarandearlo. A quererlo bueno, mejor de lo que parece. A soñarlo y a hacerlo nuestro.
Lo dicho, entiéndelo bien, FELIZ 2011.
Francisco Javier López Martín