A un héroe sereno. En memoria de Román García

Van para cuatro años de la muerte de Joan Margarit, sus palabras aún resuenan,

Es una cosa evidente. Es muy poco, lo básico: que esto consiste en vivir, reproducirse y no molestar. Eso para cualquier especie animal, que es lo que somos. En la vida hay que reproducirse y molestar lo menos posible.

Hace unos días ha muerto un compañero con el que tuve la suerte de compartir momentos duros, de los que acarrean muchas derrotas y unas cuantas efímeras victorias, nunca definitivas, pero que nos alegraban y nos hacían más llevadera la inevitable llegada de los golpes, las caídas y ese nuevo e incesante alzarse del suelo, a la manera de los Saramago en su Alentejo natal.

Román, uno de tantos, uno entre tantos como éramos. Sus apellidos, como los míos, como los de la mayoría, son de esos frecuentes, comunes, populares y sin resonancias exóticas que inviten a ser recordados. Román García Sánchez no acapara fotos, reseñas, obituarios, en el momento de su muerte. Como si quisiera hacer buenas las palabras de Joan Margarit.

Llegó discretamente a la política y a las Comisiones Obreras. Era de aquella izquierda de rojos  alumbrados en la denostada Transición, que terminó en el PSOE y así ocupó una concejalía en las listas socialistas. Eran aquellos años en los que ser concejal era vivir pegado a la gente, a sus necesidades, a la solución de sus problemas. Otros tiempos, sin duda.

Luego trabajó codo con codo junto a otra mujer única, apasionada y pasionaria del cinturón rojo en el Norte, Magdalena Macías, a quien sucedió al frente de la organización comarcal de CCOO, que se fue conformando en torno a Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Tres Cantos, Colmenar Viejo y de allí hasta Buitago y la Sierra Norte.

No fueron años fáciles. Román tuvo que vivir un buen número de conflictos laborales en las empresas, huelgas generales contra gobiernos de su partido y contra gobiernos de la derecha. Y no sólo fuera, sino dentro. Le tuve a mi lado, lealmente, en aquel duro año 2004, resistiendo los embates internos de nuestra Confederación, que desplegó todos sus esfuerzos para intentar hacerse con Madrid.

Recuerdo que su discreción, sensatez y buen criterio, no impidieron que desplegara toda su sabiduría organizativa para conseguir el apoyo unánime de la Comarca Norte a la dirección de CCOO de Madrid. Nunca presumió de ello, aunque probablemente pocos quieren recordar aquella etapa.

Supo salir de la Secretaría General, en 2017, dejando paso a una mujer y, de nuevo, sin presunciones, sin otras aspiraciones que descansar, junto a su mujer, junto a su familia y sin voluntad alguna de seguir gobernando en la sombra. Sólo unos pocos saben hacer esas cosas, molestar lo menos posible.

Lamentamos el fallecimiento de Román García. Como concejal del PSOE en Alcobendas y secretario general de CCOO en la Comarca Norte, dedicó su vida a mejorar nuestra comunidad y defender los derechos de los trabajadores. Nuestro más sentido pésame a su familia y seres queridos,

es la esquela en redes sociales del Partido Socialista de Alcobendas.

 

Ayer falleció Roman García Sánchez compañero y ex Secretario General de la Comarca Norte de CCOO de Madrid. Que la tierra te sea leve compañero,

es el recuerdo de sus compañeras y compañeros de las CCOO de la Comarca Norte.

He visto otros recuerdos de alguna diputada de la Asamblea de Madrid, de la dirección de las Comisiones Obreras de Madrid, de alguna otra fuerza política, de algunoas compañeras y compañeros. Entro en internet y las referencias a Román son las imprescindibles, más bien pocas, porque nunca buscó la foto, la presencia en redes, la notoriedad, la transcendencia forzada.

Román es grande para su familia, y para cuantos le conocimos en algún momento de nuestra vida. La última vez que coincidí con él fue hace algo más de un año, en el homenaje rendido a su amiga y predecesora Magdalena Macías. Ya luchaba desde hace tiempo contra la enfermedad, pero su entereza, su serenidad, la fuerza de su afecto, seguían intactas.

Así le recordaremos. Uno de los nuestros, uno de los que sin buscarlo son imprescindibles, porque contribuyen a forjar lo mejor de cuanto somos y de cuanto deseamos ser.

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